domingo, 27 de enero de 2013

Día de nieve

                                                                Aoiz, 24 de Enero 2013


 

martes, 22 de enero de 2013

Greguerías de Ramón Gómez de la Serna

 
                                        
                                                  GREGUERÍAS  

El compás es la muleta que necesita el pulso para trazar las curvas.

Los ojos de las estatuas lloran su inmortalidad.

Cuando vemos arreglar las líneas telefónicas en los tejados lejanos tememos que están  enredando definitivamente nuestras comunicaciones.

En el agua bebemos recuerdos de paisajes.

En el gato se despereza la S

El péndulo del reloj acuna las horas.

Después de comer alcachofas el agua tiene un sabor azul.

Somos lazarillos de nuestros sueños.

El genio es toda la paciencia y toda la impaciencia unida.

No hay nada que sepa descansar mejor que los vagones parados en las vías muertas.

El alfabeto es un nido de pájaros del que proceden bandadas y bandadas de palabras.

El que llora de risa compromete a la risa y al llanto.

La mirada interrogante no necesita signos de interrogación

                                                  Ramón Gómez de la Serna (1888-1963)



El pasado 12 de enero se cumplían  50 años del fallecimiento de  Ramón Gómez de la Serna, creador de las greguerías, a las que presentaba como la suma del humorismo y la metáfora y como 'el atrevimiento a definir lo que no puede definirse'. Su autor eligió este término —cuyo significado original es gritería confusa— por su valor eufónico.


             Humorismo + Metáfora  =  Greguería

 





Ramón Gómez de la Serna nació en Madrid el 3 de julio de 1888. Hijo de un ilustre jurista, también él estudió Derecho en Oviedo, pero desde muy temprano se sintió atraído por la literarura. Siempre se manifestó como un iconoclasta con respecto a las artes y tendencias culturales al uso y se mostró como el escritor más próximo al arte de vanguardia. Su obra se caracteriza por su arrolladora personalidad, hasta tal punto que creó un estilo conocido como el ramonismo, sinónimo de independencia, esteticismo y provocación.
Autor prolífico de más de cien libros de todos los géneros como la novela, el ensayo, el cuento, el teatro o el artículo periodístico —del que fue maestro— y de la greguería, que él mismo definió como “metáfora más humor”. Comenzó a publicar con dieciséis años: Entrando en fuego, Santas inquietudes de un colegial (1904) cuatro años más tarde en su libro Morbideces (1908) manifiesta una actitud crítica con los autores de la generación del 98. Colaboró en la revista Prometeo donde publicó el ensayo El concepto de la nueva literatura  (1908) considerado el primer manifiesto vanguardista español y el Manifiesto futurista  a los españoles (1912) de Marinetti.
Junto con Charlot y Pitigrilli fue admitido en la Academia Francesa del Humor. Asimismo, en Madrid fundó la tertulia del Café Pombo que rivalizaba con la del Café colonial dirigida por Rafael Cansinos-Assens. Muchas son las anécdotas o excentricidades protagonizadas en sus conferencias, como una  prueba de su ingenio, agudo e inteligente siempre.
Escribió en El Sol, La Voz, Revista de Occidente, El Liberal. Con Azorín fundó el PEN Club español. Fue secretario del Ateneo de Madrid. En 1931 se casó en Buenos Aires con la argentina Luisa Sofovich, fijando su residencia en la capital bonaerense en 1939 y murió el 12 de enero de 1963, a los 74 años.
Entre sus libros: El incongruente, El secreto del acueducto, La quinta de Palmira ¸ El chalet de las rosas, El novelista, La mujer de ámbar, Seis falsas novelasLa nardo, Las tres gracias, Piso bajo y su obra biográfica Automoribundia.




jueves, 17 de enero de 2013

Tarde de lluvia y aguanieve