miércoles, 29 de enero de 2014

Más poemas de José Emilio Pacheco (1939-2014)

 

Si  la entrada correspondiente al 6 de julio del pasado año hacía referencia a José Emilio Pacheco, con motivo de su reciente fallecimiento acaecido en Ciudad de México el 26 de enero , a los 74 años, añado nuevos poemas. 
José Emilio Pacheco (1939-2014)






COPOS DE NIEVE SOBRE WIVENHOE

Entrecruzados
caen,
se aglomeran
y un segundo después
se han dispersado.
Caen y dejan caer
a la caída
inmateriales
astros
intangibles;
infinitos,
planetas en desplome.




CONTRAELEGÍA

Mi único tema es lo que ya no está
Y mi obsesión se llama lo perdido
Mi punzante estribillo es nunca más
Y sin embargo amo este cambio perpetuo
este variar segundo tras segundo
porque sin él lo que llamamos vida
           sería de piedra.






GOTA DE LLUVIA

Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.
Toda la noche estaba en esa humedad sombría
que de repente
iluminó la luna.





PRESENCIA

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.




José Emilio Pacheco nació en Ciudad de México el 30 de junio de 1939 y murió en la misma ciudad el 26 de enero de 2014. Poeta, ensayista, narrador traductor, editor y profesor universitario. Desde los años 50 figura en importantes antologías de poesía latinoamericana.  En Tarde o temprano  recopiló sus primeros seis libros de poemas: Los elementos de la noche, El reposo del fuego, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Islas a la deriva, Desde entonces, a los que han seguido: Los trabajos del mar, Miro la tierra, Ciudad de la memoria, así como un volumen de versiones poéticas, Aproximaciones.  Autor de dos novelas, Morirás lejos y Las batallas en el desierto y tres libros de cuentos: La sangre de Medusa, El viento distante, El principio del placer.

jueves, 23 de enero de 2014

Fragmento de "El camino más corto" de Manuel Leguineche

 

Los  “conquistadores de lo inútil” se quedaron sin poder poner el pie en Namche Bazar , el campamento-base de todas las expediciones al monte sobre el que “los pájaros no pueden volar”, y al que dio el nombre el funcionario de Su Majestad británica , Sir George Everets.

Estas idas y venidas, el viaje hasta Nagarkot para ver amanecer sobre la cordillera himalaya y a los pueblos del  valle me distraían de la cuestión de fondo, las penurias económicas. Había que seguir las instrucciones del Buda, son los deseos los que atormentan nuestra vida, los que provocan ilusiones que hacen que el dolor sea universal, por lo tanto si se eliminan los deseos desaparece el dolor. Para alcanzar el “nirvana”, la felicidad suprema, el esfuerzo es algo mayor, deben cumplirse los ocho mandamientos del camino sagrado, la pureza de la fe, de la voluntad, del lenguaje, de la acción, de los medios de la existencia, de la conducta, de la memoria y la meditación. Algún día las manzanas y el té fueron el único menú. Pero, ¿no vivían los nepalíes con ocho o nueve pesetas diarias?

Mi retorno a Katmandú en verano de 1975 se hizo con medios económicos suficientes, pero no tuvo el sabor y la efusión de diez años atrás. También es cierto que el país había cambiado mucho. El joven rey Birendra expulsó a los hippies y ordenó colocar el cartel de “Ya no se vende hachis” en los comercios de Ason-Toke. Ahora de los diez mil hippies que llenaban Katmandú en 1970 quedaban dos centenares, con un permiso de estancia de tres meses, no prorrogables. Su nombre figuraba en los archivos de la policía con el calificativo de “drogadictos indeseables” y no les sería permitido volver nunca más. Así terminó la saga hippie de Katmandú. Fue inútil que algunos representantes de la cultura protestaran por estas medidas  discriminatorias, impropias de una nación tradicionalmente hospitalaria. El rey deseaba un turismo caro y profiláctico sin barbas, melenas, pasteles de hachis y frases como ésta, nowhere is so cheap the happiness “ en ningún lado la felicidad es más barata que aquí”. Es cierto también que el sueño del Nepal terminó para numerosos jóvenes en pesadilla y desesperanza. Ellas se prostituyeron para poder comer una escudilla de arroz cantonés y ellos vendieron su sangre en los hospitales de Katmandú. El paraíso, el valle feliz se convirtió para bastantes de ellos en un calvario de la desnutrición, la hepatitis, la tuberculosis o la intoxicación de heroína. Descalzos, desaliñados, astrosos, raquíticos, pedían limosna en el bazar , algunos se veían obligados a robar y otros formaban colas en las puertas de sus embajadas para pedir la repatriación. Todos se negaban a admitir que la vía hacia Katmandú había sido el camino hacia la desilusión.
                                                       Del libro  El camino más corto  (1978)
                                                               Autor : Manuel Leguineche



El fragmento corresponde al libro El camino más corto y  más concretamente al capítulo “ El valle feliz “ referido a Katmandú (Nepal) antes de llegar a Calcuta. Se trata de la descripción de un viaje  iniciado por Manuel Leguineche desde Madrid a Nueva York junto con tres periodistas norteamericanos  y  un fotógrafo suizo Willy Mettler con el objetivo de batir el record mundial de distancia recorrida en coche (un Land Cruiser japonés). Viaje que se prolongó por diferentes motivos  durante un periodo de dos años con más de 60.000 km .

El libro toma el título de las anotaciones vertidas en el Diario de viaje de un filósofo de Hermann Keyrseling :
.        ” El camino más corto para encontrare uno a sí mismo da la vuelta al mundo” y fue uno de los primeros libros escritos por el periodista y escritor Manuel Leguineche recientemente fallecido.

 
Manuel Leguineche


Manuel Leguineche nació en  Arrazua, Vizcaya, 28 de septiembre de 1941. Residente en Brihuega ha muerto en Madrid el 22 de enero de 2014  a los 72 años. Cursó estudios de derecho y filosofía en Valladolid y Madrid. Trabajó en el semanario Gran Vía de Bilbao  y en El Norte de Castilla en Valladolid. En 1960 comenzó sus trabajos como enviado especial en acontecimientos internacionales para prensa y television española. Fundó las agencias de noticias Colpisa y Fax Press. Obtuvo numerosos premios

Entre sus libros cabe significar  el ya mencionado El camino más corto (1978) La Tribu (1980) El Estado del golpe (1982) , Filipinas es mi jardín (1989) ,La primavera del Este: 1917-1990 la caída del comunismo en la otra Europa (1990) , La ley del mus (1992),   Yugoslavia kaputt (1992) ,  En el nombre de Dios: el Islam militante, los árabes, las guerras del Golfo (1992), Los años de la infamia: crónica de la II Guerra Mundial (1995) ,  El precio del paraiso(1995) , Adiós, Hong-Kong (1996) , Los ángeles perdidos (1996), Annual 1921 (1997), Yo pondré la guerra (1998), Yo te diré (la verdadera historia de los últimos de Filipinas) (1998) ,  Apocalipsis Mao: una visión de la nueva China (1999),  La felicidad de la tierra (1999), Las anécdotas del viajero (2000) , Hotel Nirvana (2001) , Recordad Pearl Harbour (2001), Gibraltar (2002) Los ojos de la guerra (2002), Madrid de menú (2002),  Madre Volga (2003).  El último explorador ( 2004).  El viaje prodigioso (2005).  El club de los faltos de cariño (2007). 




miércoles, 15 de enero de 2014

CUATRO POEMAS DE JUAN GELMAN (1930-2014)

 

Los poemas siguientes corresponden al poeta Juan Gelman, fallecido ayer 14 de enero en DF. México, a los 83 años.

Había nacido en Buenos Aires en  el barrio de Villa Crespo habitado por judíos. Sus padres de ascendencia ucraniana hablaban ruso, idioma que al parecer él mismo aprendió  Ya desde la infancia se encontró familiarizado con libros de Tolstói, Pushkin o Dostoievski.

Su poesía cargada de ternura, ironía, dolor y violencia, junto con audaces innovaciones formales, dejó  una marca inconfundible en los jóvenes  poetas de Buenos Aires. E igual que Pessoa utilizó heterónimos en alguna de sus obras.
Entre sus libros  destacan: Violín y otras cuestiones (1956), Velorio del solo (1961), Gotán (1962), Cólera buey (1965), Los poemas de Sidney West (1969), Fábulas (1971), Relaciones (1973), Citas y comentarios (1982), Composiciones (1986), Interrupciones I e Interrupciones II (ambas publicadas en 1988), Salarios del impío (1993), Tantear la noche (2000), Valer la pena (2002), País que fue será (2004) y Oficio ardiente (2005).
En 1976 tuvo que abandonar su país por causas políticas y hasta su fallecimiento acaecido el 14 de enero de 2014 ha  residido en México. En 1997 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía en Argentina, en 2000 con el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, en 2005 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en 2007 con el Premio Cervantes.




COSTUMBRES



no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal                     


EL JUEGO EN QUE ANDAMOS


Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.



EPITAFIO

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

LÍMITES

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua? 
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran. 

Juan Gelman (1930-2014)

martes, 7 de enero de 2014