María de Beneyto |
TIERRA VIVA
Con
gérmenes de vidas,
con
residuos,
con
fragmentos de muertes,
vivo.
He
nacido de un día
en que
el sol incendiaba
la clara
primavera.
Con las
lilas, las ramas,
con las
tiernas
bestezuelas
hinchadas de alegría.
De un
calor y de un limo.
De un
varón y una hembra.
Yo,
súbita alimaña de la luz.
Yo,
súbito pedazo de la tierra.
(Tierra
mágica, tierra interminable,
tierra
de signos, honda.
Tierra
nueva.)
Mixta yo
de raíces
y de
voces aéreas,
y de
resurrecciones,
y de
fieras, remotas
inocencias
telúricas...
Me afirmo vertical
en el
aire purísimo,
compacta
tolvanera
de la
tierra más áspera,
hoy que
trae la lluvia
sus
ángeles disueltos
para
podar extensas llamaradas.
Yo soy
del fresco mundo
recién
creado, tierra.
Tierra
con gozo y con orgullo.
Viva.
De "Tierra viva" 1956
María de Beneyto
AMIGO ÍNTIMO
Y, con
todo, ya veis, no tengo miedo.
Lo tuve,
sí, lo tuve cuando era
la luna
un círculo de luz helada,
el agua
una llamada irresistible,
los
árboles un grito monstruoso
de la
tierra, y mis manos un extraño
temblor.
Hoy no. Estoy libre, estoy atenta
a mis
propias pisadas, que no evitan
tropezar
con los huesos esparcidos
de la
desolación que me rodea.
Estoy
casi contenta de irme lejos,
acarreo
abundancias abusivas,
enseres
inservibles, semilleros
que
tienen que brotar por el camino...
El miedo
era un hermano muy pequeño
que
había que cuidar de que pudiera
caerse y
añadirse hasta volverse
un
pánico feroz, era una leve
suavísima
ternura, tan querida,
que
había que cubrir hasta asfixiarla
para que
no creciese más. (Su muerte
se
duerme aquí en la mía de algún modo).
No tengo
miedo, y por lograr ahora
la paz,
me voy sin él. (Dadle una tierra
benigna
a su cadáver, casi el mío).
Ya veis, por no tener, ya ni siquiera
tengo a
mi amor de siempre, al pobre miedo
que tan
fiel compañía dio a mi vida.
De
Casi un poco de nada 2000
María
de Beneyto
TÚ Y LAS LENTEJAS
Las
guisabas con mimo, las amabas,
porque
tenían que ponernos fuerza
en la
sangre. Su hierro lo querías
para así
apuntalarnos y que entonces
pudiéramos
erguir algo de vida.
Hasta
laurel llevabas, todo aroma,
a la
gran reunión, a la asamblea.
El
fuego, buen amigo de tus manos,
obediente
y pequeño, le embestía
a tu
otra amiga, su enemiga, el agua.
Era tu
guerra chica interminable
en el
frente que urdías con el rito
diario,
de enfrentar dos elementos
a
combatir furiosos por nosotros.
Era
aquella tu España diminuta.
Las
lentejas cocían tu esperanza,
nuestro
futuro tierno, nuestra historia.
Erguían
estatura al aire, daban
voracidad
de dientes, daban rabia
de
paladar y alegría de estar vivos.
Lentejas
con laurel y lo que hubiera.
Crecíamos.
El humo y el aroma
venían
de tus manos, hueso ahora,
madres
del hueso articulado mío.
De
Biografía breve del silencio 1975
María
de Beneyto
María Beneyto,
destacada representante de la poesía de la posguerra española, nació en
Valencia el 14 de mayo de 1925.
Sus poemarios de carácter social despuntaron bajo los títulos de Eva en el tiempo 1952, Criatura múltiple1953, Poemas de la ciudad 1953, Tierra
viva 1956, y Vida anterior 1962. Fue seleccionada en la antología de Leopoldo de Luis de
1965. Posteriormente
aparecieron El agua que rodea la isla en 1974
y Biografía breve del silencio 1975, tras los cuales permaneció sin publicar durante veinte
años, reapareciendo en el panorama literario con títulos como Nocturnidad y alevosía 1993, Hojas para algún día de
noviembre 1993, Para desconocer la primavera 1994, El mar, desde la playa 1999, Casi
un poco de nada 2000, y Eva en el laberinto en 2006.
Entre los
galardones obtenidos destacan: el Premio Boscán en 1953, accésit al Adonáis en 1955, Ciudad de Barcelona en 1956, Calvina
Tezaroli de Italia en 1956, Valencianas en 1992 y Nacional de
la Crítica en catalán 2003.
Falleció en su ciudad natal el 15 de marzo de 2011, a los 85 años.