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Para conmemorar el centenario del nacimiento
de Lawrence Durrell , reproduzco un fragmento de Justine, publicada en 1957 y primera de las cuatro
obras que conforman El Cuarteto de Alejandría
Las cigarras chirrían en los grandes
plátanos, y el Mediterráneo se extiende ante mí en todo el esplendor estival de
su azul magnético. En alguna parte, más allá del tembloroso horizonte malva
está África, Alejandría todavía presente, todavía dueña de mis afectos por obra
de los recuerdos que poco a poco se van fundiendo en el olvido; recuerdos de
amigos, de cosas acaecidas hace mucho tiempo. La lenta irrealidad del tiempo
empieza a arrebatarlos, borrando sus contornos, y a veces llego a preguntarme
si estas páginas relatan las acciones de hombres y mujeres de carne y hueso, o
si son tan sólo la historia de unos pocos objetos inanimados que precipitaron
el drama a su alrededor: un parche negro, una llave de reloj y un par de
alianzas sin dueño...
Pronto será de noche y el cielo transparente
se cubrirá de un denso polvo de estrellas estivales. Estaré aquí como siempre,
fumando, junto al agua. He decidido no contestar la última carta de Clea. No
quiero seguir forzando a nadie, no quiero hacer promesas, pensar la vida en
términos de pactos. Resoluciones, compromisos. Clea interpretará mi
silencio según sus propias
necesidades y deseos, y vendrá o no vendrá; ella es quien debe decidirlo.
¿Acaso no depende todo de nuestra manera de interpretar el silencio que nos
rodea?
Fragmento de Justine (1957)
Autor: Lawrence Durrell (1912-1990)
Concluida
la cuarta parte de Justine, bajo el título Temas de trabajo hay una traducción de dos poemas de Cavafis (1863-1933), poeta griego nacido en
Alejandría, donde pasó parte de su vida.
LA CIUDAD
Te dices: Me marcharé
a otra tierra, a otro mar,
a una ciudad mucho más
bella de lo que ésta
pudo ser o anhelar...
Esta ciudad donde cada
paso aprieta el nudo corredizo,
un corazón en un cuerpo
enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré
que quedarme,
confinado en estos
tristes arrabales
del pensamiento más
vulgar? Dondequiera que mire
se alzan las negras
ruinas de mi vida.
Cuántos años he pasado
aquí
derrochando, tirando,
sin beneficio alguno...
No hay tierra nueva,
amigo, ni mar nuevo,
pues la ciudad te
seguirá.
Por las mismas calles
andarás interminablemente,
los mismos suburbios
mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa
acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar,
siempre el mismo
puerto terreno, y no hay
barco
que te arranque a ti
mismo. ¡Ah! ¿No comprendes
que al arruinar tu vida
entera
en este sitio, la has
malogrado
en cualquier parte del
mundo?
LOS
DIOSES ABANDONAN A ANTONIO
Cuando de pronto, a
medianoche, oigas
pasar el tropel
invisible, las voces cristalinas,
la música embriagadora
de sus coros,
sabrás que la Fortuna te
abandona, que la esperanza
cae, que toda una vida
de deseos
se deshace en humo. ¡Ah,
no sufras
por algo que ya excede
el desengaño!
Como un hombre desde
hace tiempo preparado,
saluda con valor a
Alejandría que se marcha.
Y no te engañes, no
digas
que era un sueño, que
tus oídos te confunden,
quedan las súplicas y
las lamentaciones para los cobardes,
deja volar las vanas
esperanzas,
y como un hombre desde
hace tiempo preparado,
deliberadamente, con un
orgullo y una resignación
dignos de ti y de la
ciudad
asómate a la ventana
abierta
para beber, más allá del
desengaño,
la última embriaguez de
ese tropel divino,
y saluda, saluda a
Alejandría que se marcha
Información hallada en enciclopedias y libros de consulta, dicen del autor que:
"Lawrence Durrell (1912-1990),
novelista y poeta, hijo de padres británicos nació en Darjeeling (India). Murió en Sommières (Francia) en 1990.
Estudió en la India e Inglaterra. Lawrence era hermano del también escritor
Gerald Durrell. Comenzó a escribir poesía y novelas en la década de 1930. Su
primer éxito fue la novela autobiográfica El cuaderno negro, que escribió en
París en 1938. Lo mejor de su obra se basa en gran medida en las experiencias y
observaciones de sus largos periodos como diplomático en el extranjero,
principalmente en Grecia, Chipre y Egipto. Cosechó su mayor éxito con El
cuarteto de Alejandría, una tetralogía publicada originalmente por separado y en la que
se incluyen Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Clea (1960). El
cuarteto es un estudio del amor y las intrigas políticas en Alejandría antes y
durante la II Guerra Mundial, y narra la misma historia desde el punto de
vista de cada uno de sus personajes. La compleja estructura de la novela y su
estilo elaborado evocan el ambiente exótico de la ciudad. La celda de
Próspero (1945) y Limones amargos (1957) —lo mejor de su
producción en opinión de algunos— describen la vida contemporánea en las islas
de Kérkira (Corfú) y Chipre, respectivamente. Entre sus obras posteriores cabe
citar Tunc (1968) y sus secuelas, Nunquam (1970), Monsieur (1975) y Quinx (1985).
La poesía de Durrell, en la que también se pone de manifiesto el
poderoso uso evocativo del lenguaje, se recopiló en Poemas completos,
1931-1974 (1980). En 1969 publicó una colección de sus ensayos de viajes,
El espíritu de un lugar."
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Poema de Alberto Iglesias Goñi , dedicado a los buenos escritores.
El Don
Surgió, allí donde el tuétano del tiempo se apelmaza
como un terciopelo de vida, el aliento del mundo,
vaharada de luz, sangre única de inteligencia,
intersticio sin fin donde lactan los elegidos.
Sin nacer ya tenían hueco de libertad joven.
Pasaron a dueños de la melodía anónima
del pensamiento unido a la palabra en su plástica
estampando alientos tintados en blancos sin brete.
Esa mocedad infinita para la creación
supone mirar desde la repisa del origen
donde brotan mareas de universos fantásticos
creando sueños de emancipación a quienes la rozan.
Sandua.
Aoiz,
3 de agosto de 2012
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