A MIS SOLEDADES VOY
A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
No sé qué tiene el aldea
donde vivo, y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
No sé qué tiene el aldea
donde vivo, y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.
Ni estoy bien ni mal conmigo,
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Entiendo lo que me basta
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuántas cosas me cansan
fácilmente me defiendo,
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.
Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.
La diferencia conozco
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.
O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.
“Sólo sé que no sé nada”,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.
..........................
Lope de Vega (1562-1635)
El 25 de noviembre se cumplieron 450 años del nacimiento
de Lope de Vega: el Fénix de los ingenios. Había nacido en Madrid en 1562 en
una familia de artesanos. Su padre era bordador en oro. Estudió en un colegio de la Compañía de Jesús y
después en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca. Su apasionado carácter dio lugar a una serie de episodios
sentimentales: a los 17 años se enamoró de la actriz Elena Osorio, hija
y esposa de cómicos, con la que
vivió un tormentoso y apasionado idilio que, muchos años después, recreó en la
novela dialogada La Dorotea
(1632). Ante el abandono de Elena Osorio puso en circulación unos versos
ofensivos para ella y su familia, que le valieron un proceso y una pena de
destierro en 1588. Decidió cumplir el destierro en Valencia y salió de Madrid
en febrero de dicho año. Tres meses después, en mayo, se casó
por poderes con Isabel de Urbina, mujer de familia noble y acomodada, y después
de casarse es probable que Lope embarcara
en la Armada Invencible. Con su esposa Isabel (Belisa, en sus versos)
vivió en Valencia hasta 1590 y terminado el destierro, en Alba de Tormes, como
secretario del Duque, donde compuso La Arcadia y murió Isabel en 1594.
Ya viudo, regresó a
Madrid y se casó con Juana Guardo, al mismo tiempo que mantenía relaciones con
su nuevo amor, Micaela Luján (Camila Lucinda en sus versos),
mujer casada, bella e inculta, con quien tuvo cinco hijos. Fruto de su
matrimonio con Juana nacieron varios hijos, de los que sobrevivieron dos: Juana
y Carlos Félix (1606) En 1608 rompió con Micaela Luján y se produjo en él un
arrepentimiento que puso de manifiesto en sus poemas religiosos. La muerte de
su hijo Carlos Félix y la de su segunda esposa dieron lugar a una crisis
emocional que motivó la decisión de ordenarse sacerdote a los 52 años. Los
actores y el público seguían asediándole para que continuara escribiendo
comedias, cosa que hizo, al mismo tiempo que volvió a caer en amoríos con Marta
de Nevares, muchacha de 26 años que a los trece se había casado contra su
voluntad con un mercader. Marta era guapa y estaba dotada para la música y la
literatura: fue la Amarilis y la Marcia Leonarda de sus poemas y novelas. Lope
vivió momentos de prosperidad económica.
En 1621 su hija Marcela
ingresó en el convento de las Trinitarias, quizá para huir de la vida irregular
de su padre; y ese mismo año su hijo Lope Félix salió de casa para iniciar la
carrera de las armas, que le llevó a la muerte en un naufragio frente a las
costas de Venezuela en 1634. Hacia 1623 Marta de Nevares se quedó ciega y luego
perdió la razón; hasta su muerte, en 1632, Lope estuvo a su lado cuidándola
abnegadamente. En 1634 su hija Antonia Clara, tenida con Marta, de sólo
diecisiete años, se fugó con un galán, llevándose joyas y dinero. Esta fuga y
la muerte de su hijo Lope Félix lo llenaron de tristeza, y el 27 de agosto de
1635 murió en Madrid, a los 72 años. El público madrileño, conmovido, acudió en
masa a su entierro.
¿QUÉ DECIR SOBRE SU OBRA?
La fecundidad literaria
de Lope de Vega es impresionante; cultivó todos los géneros vigentes en su
tiempo, dando además forma a la comedia. Escribió unas 1.500 obras teatrales, muchas de ellas
perdidas, entre las que se encuentran El comendador de Ocaña, El caballero
de Olmedo, El villano en su rincón, El castigo sin venganza, La dama boba o El perro del hortelano. Fechar estas obras no es fácil, pero puede
decirse que sus mejores obras teatrales están escritas a partir de la primera
década del siglo XVII.
NOVELAS
Escribió novelas pastoriles
(La Arcadia, 1598); novelas
bizantinas, un género de novela de aventuras con complicadísimas tramas de
origen griego (El peregrino en su patria, 1604); novelas cortas como Novelas de Marcia Leonarda (1621-1624), título genérico que subtituló Los
pastores de Belén o Arcadia a
lo divino y que abarca Las
fortunas de Diana, La Filomena, La desdicha por la honra, La prudente venganza y Guzmán el Bueno, todas ellas de estilo y argumento muy cervantino. Pero
su gran obra narrativa es La Dorotea (1632), en la que un Lope septuagenario rememora sus
amores casi adolescentes con Elena Osorio. La estructura, semejante a la de La
Celestina, constituye un claro
homenaje a Fernando de Rojas.
LÍRICA
En su obra lírica fue
más innovador en formas y contenidos y refleja con gran soltura su
personalidad. Escribió todo tipo de composiciones, desde elegías a odas, aunque
donde se muestra como gran maestro es en las composiciones de corte popular y
en los sonetos. Entre sus romances hay uno, incluido en La Dorotea, que, tal vez, sea uno de los más populares de la
literatura española, y que comienza así: A mis soledades voy,
/ de mis soledades vengo, / porque para andar conmigo / me bastan
mis pensamientos. /No sé qué tiene el aldea /donde vivo, y donde muero, /que con
venir de mí mismo, / no puedo venir más lejos. (Un fragmento del mismo obra al inicio de esta entrada)
Entre sus poemas épico-narrativos,
que escribió bajo la influencia de los italianos Ludovico Ariosto y Torquato
Tasso, destacan La hermosura de Angélica (1602), La Jerusalén conquistada (1609) o La Dragontea (1602), y entre los burlescos, La Gatomaquia (1634), farsa cuyos protagonistas son unos gatos
callejeros que comentan la vida de Madrid. Además de todos los poemas
intercalados en sus obras en prosa, Lope de Vega reunió sus poesías líricas en
las Rimas (1602), volumen que
contenía doscientos sonetos; las Rimas sacras (1614); el Romancero espiritual (1619); y las Rimas humanas y divinas del
licenciado Tomé de Burguillos
(1634).
En la Europa del siglo XVII
fue muy común que los escritores utilizaran las estrofas métricas para hacer
preceptiva de ellas. Ya se había hecho antes y se seguiría haciendo. Pero un
soneto de Lope, incluido en la comedia La niña de plata, es el más célebre del género y uno de los que
más ha circulado por el mundo desde el mismo momento de su creación. En él
demuestra el autor su dominio de la técnica y su seguridad y naturalidad
expositiva:
Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto,
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto,
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
TEATRO: Arte nuevo de hacer comedias
Pero donde verdaderamente
se manifestó el genio creativo de Lope fue en el teatro. Huyó del teatro
renacentista de corte clásico pesado y lento y sometido a la tiranía de las
unidades de tiempo, lugar y acción; también rechazaba la rígida separación
entre tragedia y comedia, y además introdujo un personaje nuevo, el gracioso, un antihéroe que da a la obra hondura dramática
y conmueve por su calidad humana. En cuanto a la versificación se sirve de la
polimetría: utiliza versos de arte mayor o menor y multitud de estrofas, en
función del estado anímico del personaje y de la necesidad escénica y
argumental. Aunque casi todas sus comedias giran en torno a la monarquía y la
religión, el pueblo aparece como protagonista. A partir de estos ingredientes
se formó la comedia española o teatro nacional, que a su creador, Lope de Vega,
le valieron críticas y recelos de muchos de los escritores de su tiempo. El
reconocimiento del público, en cambio, fue prácticamente unánime.
Sin embargo, él justificó
su hacer popular y conocimientos clásicos en unos versos del Arte nuevo de
hacer comedias así:
Y cuando he de escribir una comedia,
encierro los preceptos con seis llaves;
saco a Terencio y Plauto de mi estudio,
para que no me den voces (que suele
dar gritos la verdad en libros mudos);
y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron;
porque, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.
Y cuando he de escribir una comedia,
encierro los preceptos con seis llaves;
saco a Terencio y Plauto de mi estudio,
para que no me den voces (que suele
dar gritos la verdad en libros mudos);
y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron;
porque, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.
Las comedias de Lope no
tienen la profundidad psicológica de las de Calderón o Shakespeare, pero su
encanto reside en la acción y en los argumentos que toma de leyendas antiguas y
de la historia, y que presenta como reales aunque estén idealizados. De las
1.500 obras dramáticas que Lope dijo haber escrito, se conservan 426 (de las
que sólo 314 comedias son seguras) y 42 autos sacramentales; todas son muy
difíciles de fechar.
Entre las piezas teatrales
de asunto religioso destacan Lo fingido verdadero, sobre la vida de san Ginés; El robo de Diana; Los trabajos de Jacob; El rústico del cielo; La hermosa Esther o El nacimiento de Cristo. De tema mitológico son Las mujeres sin hombres (sobre las amazonas); El marido más firme (Orfeo); El laberinto de Creta o El amor enamorado (Dafne). Al tema histórico y legendario español
pertenecen El último godo, El bastardo Mudarra, El mejor alcalde, el rey, La
Estrella de Sevilla, Fuenteovejuna, Peribáñez y el comendador de Ocaña, que se encuentran entre sus mejores obras, como
algunas de ambiente costumbrista y popular, entre ellas: El perro del
hortelano, El villano en su rincón, La dama boba, Los melindres de Belisa, La
moza del cántaro, El acero de Madrid.
Miguel de Cervantes llamó
a Lope de Vega “monstruo de la Naturaleza” con cierta envidia y desprecio,
aunque también reconoció que había logrado “el cetro de la monarquía teatral”.
Aún hoy es considerado el primer dramaturgo español moderno que supo establecer
una dialéctica con el público por medio de la tensión dramática y del talento y belleza de sus versos.
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