CAPRICHO 1
FRANCISCO GOYA Y LUCIENTES. PINTOR
Un sueño de mujer en sangre
ardida
que el hombre desbordó, callando luego.
Torrente y vendaval de nube y fuego
que en vientre reposó, pequeña vida.
Parido fuiste en gloria y no hubo
herida.
Robusta llama azul, dorado espliego
que el campo iluminó para el labriego
y dio a la corte exacta y fiel medida.
Ni Sancho ni Quijote, fuiste Goya
profeta que pintó verdad desnuda
sacándola del alma hasta la mano.
El arte en tu verdad se da y se apoya
y así quedas entero con luz cruda
pues fuiste aragonés y de secano.
Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles
(Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006