martes, 21 de abril de 2020

Despedidas y agradecimiento




Debido al estado de alarma propiciado por el COVID-19, se agradece la apertura y disponibilidad de espacios virtuales donde poder despedir a nuestros seres queridos. Como esta página web habilitada desde el Ayuntamiento para tal efecto.
http://www.agoitz.eus/general/despedidas/

También Charo Fuentes en la entrada correspondiente al miércoles 15 de abril en su blog  http://fueronuntiempo.blogspot.com/ decía lo siguiente:


 La escritora y amiga Socorro Latasa Miranda me manda un whatsapp con la noticia de la muerte de su madre, María Ángeles Miranda Abaurrea. Junto con la noticia, su poema de despedida. Si la muerte de una madre es especialmente dolorosa y deja una gran parte de nuestra vida sin referencias, en estas circunstancias no poder despedirse sujetando su mano es especialmente traumática. Junto con mi sentimiento, acompaño a Socorro y su familia y subo el poema al blog


CANCIÓN PARA MI MADRE


Cansada ya la luz en los ojos de mi madre,
brilla la sencillez en sus manos.
Y le crecen las alas a su nombre cada día.
Cada día sigo la senda de su verbo claro.
Ama,
Dile a tu corazón que no se canse de latir.
Sobre los surcos de tu frente saludo al sol
cada mañana.
Ya sé que algunas veces
Preguntarías a Kant
cómo sentir sin trabas el aliento de vida
cuando somos un vaho de muerte.
Y sé también que amasas en silencio
un pan de verdades menudas.
Compartiremos el aire.
Y encuéntrame en tus ojos cuando busques.
Yo cruzaré el jardín. Espérame.
Espérame cada día aunque sea en el azul
De un verso triste.


Que la tierra le sea leve y que descanse en paz, que la lleven los ángeles sus tocayos a Dios.
Si hoy me pusiera lírica y quisiera hacer literatura, diría que el caballo bayo y su jinete - la muerte- acechan, aunque estén las calles desiertas. Pero me temo que la realidad es prosaica y poco dada a imágenes y metáforas que no sea el dolor que traspasa las paredes de los hospitales y que no podemos ver desde nuestras casas aisladas. Sentimos el color y el olor del dolor, aunque hoy nosotros estemos a salvo todavía. Tendríamos que hablar de test, de camillas, de respiradores, de UCIS, de nombres conocidos y desconocidos que pueblan cada día las esquelas de todos los periódicos de España, de ruedas de prensa tediosas e inoperantes. Uno a uno caen a nuestro lado nombres y más nombres, muertos sin despedidas, médicos abnegados y sin embargo heridos, ancianos, policías, enfermeras, amigos. Los muertos tienen nombre y lágrimas que lloran porque los anónimos números de estadística tienen lazos que corta la muerte, hijos y nietos conmocionados por la angustia.
Salimos a las ocho a la ventana para aplaudir a todos los que siguen sanando, trabajando, vendiéndonos el pan , la fruta, trasportando, limpiando, protegiéndonos. Salimos a aplaudirles con las manos, con los cantos, con guitarras, yo con la pandereta navideña que en mi despiste  no había recogido Y recordamos  con el batir de palmas largo también a los buenos amigos que no pudieron superarlo. Nuestro corazón llora por ellos

La poeta y compañera de Naturaleza Versal, Cristina Liso me enviaba su poema. Y en estos días tan especiales se agradece su visión esperanzada.


ATAÚDES
No temáis, no estáis solos,
venimos hasta aquí desde la tierra.
Vivimos cada nuevo amanecer,
y hemos sido bañados
en cada primavera,
en inviernos de nieves silenciosas.
La lluvia nos dio su frescura,
redondo y lento el tiempo
traspasó nuestra piel.
No temáis, no estáis solos
en esta hilera de anónimas muertes.
Escuchad nuestro latido.
Todo está preparado,
será la tierra verde lecho
con coronas de flores
y lámparas de estrellas.
Las rosas nacerán
en vuestras manos.
Todo se convertirá en canto
ante vuestra muda presencia
y juntos creceremos, de nuevo, hacia el cielo.
                                                                                    Cristina Liso


Y Juanjo Ventana que conoce la versión cantada de “Canción para mi madre,” poema incluido en Hasta el último horizonte (2008) y que participó en su interpretación cuando llevamos a cabo la presentación en la Casa de Cultura de Aoiz, también con sus acordes nos  ha acompañando en su despedida  y enviado este poema.
Notas ciegas
con origen y destino.
Palabras mudas
que dicen, que hablan.
Sonidos.
Sonidos certeros,
con sentido, sentimiento.
Un abrazo, un lo siento
para un adiós que es hasta luego.
                                                             Juanjo Ventana



Y ante las numerosas muestras de condolencia y afecto en estos días tan complicados, quiero expresar mi agradecimiento, deseando salud y ánimo. Muchas gracias.




Foto tomada en exposición de Artica


También el pasado 20 de abril fallecía el escultor y artista polifacético José Ulibarrena Arellano, a quien ya en su día le dediqué este poema incluido en Hasta el último horizonte (sahats, 2008). Descanse en paz.

COMO PALABRAS AL FILO DEL SOLSTICIO

                                                         A José Ulibarrena Arellano

Salud. Salud al hombre
que esculpe, talla y fibra la belleza.
Con geometría audaz y regocijo de formas,
desde su Val de Ollo ríe el genio sus travesuras.
Hace un guiño al asombro,
moldea la materia, ulibarrena el espacio,
se afirma en cada trazo y lo arellana.

En su casa museo celebra su presencia
la noble arquitectura.
Y el roble, la madera,
la arcilla, el barro, el bronce,
la rueda y los aperos...
Y saben de él sus herramientas.
Saben de su tacto, de su avidez al arte
y del gozo de crear
la espátula, el buril, la gubia y los pinceles.

Leal a sus ancestros
desfilan por sus obras los signos de una estirpe:
Riman con su natural manera de ser entre las cosas.
Y nos llega su voz de empírico poeta.

Desde su Val de Ollo
convoca una progenie que nombra y adjetiva.
Vital, al alba singla su andadura
y al son de sendas y raíces halla
el ritmo de sus pasos.
Salud. Salud al hombre
que templa su ser fibrando la belleza.
Y conoce ya la euritmia de la llama,
del arte y de la vida.

                     

     Autora : María Socorro Latasa Miranda

                                                                         De Hasta el último horizonte. (2008)