miércoles, 13 de enero de 2021

Sobre "Antología hacia la luz"

 




Hay un nuevo título que añadir a nuestra bibliografía. Se trata de Antología hacia la luz. En sus 134 páginas, acompañan a este poemario las palabras preliminares de Isabel Blanco, de quien partió la iniciativa del proyecto, así como la calidez y belleza que transmite el prólogo de Emilio Echavarren. Cuenta, además, con hermosas ilustraciones en la portada, contraportada  y colofón diseñadas por nuestra compañera Trini Lucea. Y esperamos que sí, que algún día podamos prescindir de mascarillas y realizar la presentación.

El libro surge como una forma creativa de afrontar la realidad ante la suspensión convulsa de actividades y cierre de programas debido al Covid-19.

Somos catorce poetas quienes durante los días de confinamiento y a través de WhatsApp dimos forma escrita a todo ese amasijo de ideas, sensaciones, vivencias, deseos...que, verso a verso, vino configurando el entramado de los poemas.

Personalmente nunca había participado en un proyecto semejante. Establecimos un horario lo suficientemente amplio para poder llevar a cabo nuestras intervenciones. De esa manera, diariamente, íbamos añadiendo nuevos fragmentos para dar continuidad al texto hasta concluir el poema que, desde la primera entrada del día, se iba generando.

Respecto a los temas planteados son múltiples y variados para no incurrir en reiteraciones que pudieran aumentar la inquietud y agravaran el desconcierto que veníamos experimentando.

                                    Quiero que mis versos rimen con la luz

y el último latido de mi madre

en esta mañana de abril.

 

Esa fue mi intervención el lunes 13 de abril, fecha en que falleció mi madre. Y de inmediato, a pesar de la distancia física, obtuve la respuesta solidaria de todo el grupo de poetas. Y al día siguiente, se hizo silencio. Subrayando lo expresado por Isabel. Catorce poetas como vasos comunicantes, durante 60 días y 60 poemas. Más uno muy especial, correspondiente al número XXIX, Martes, 14 de Abril de 2020. Y se caracteriza por un rectángulo en blanco, en memoria de todas las personas fallecidas. Descansen en paz (D.E.P)

Debidamente numerados y ordenados por fecha, los poemas coinciden con el periodo de  confinamiento domiciliario comprendido entre el martes, 17 de marzo y el sábado, 16 de mayo de 2020.

Y aunque escritos en tiempo de incertidumbre y desasosiego, con todas las turbulencias propias del momento, hay en ellos un atisbo de esperanza.

Sirva de muestra un par de ejemplos: el poema 56 del lunes 16 de mayo que quisimos resolverlo en forma de abecegrama inverso y el poema 57 del martes, 17 de mayo.


 

LVI. LUNES, 11 DE MAYO DE 2020  

 

 

Zozobra.

Ya presentía su respuesta,

xilografiada en el aire.

Walt Whitman lo predijo en sus Hojas de hierba.

 

Vuela el pájaro sobre el río limpio.

Un canto suena entre los árboles.

 

Tiento la plenitud de este prodigio.

Sereno el cielo, calma mi naufragio

rumbo al horizonte rosado,

 

que pinta de colores el día.

Pone el acento musical en las ondas del aire.

 

¡Oh, mar inmenso!

Ñandú que sale corriendo de este raro abecedario.

Nada quiebra su huida, ni el ombú de la pampa,

mas él sabe que debe correr, huir.

 

Llueve copiosamente y relampaguea,

Luminosa es la luz que precede al rayo.

Kilómetros le separan del mar.

 

Junto a la orilla, tu sonrisa,

inolvidable y eterna,

honda y bondadosa,

guarda la esencia del principio

fundida en la noche.

 

Esperanzada, 

divisará en el horizonte,

con un atisbo de asombro, un

bello y feliz

amanecer venciendo la zozobra de un mal sueño.

 

 

LVII. MARTES, 12 DE MAYO DE 2020

 

 

Saludo el despertar de un verso blanco

que se quedó dormido 

sobre la greda de tu piel

y los besos

que secaron

mis lágrimas de niña

mientras me mecías en tus brazos.

Y las miradas 

que acariciaron mis sueños

mientras en tu regazo yo crecía.

 

Saludo a esa mañana que viene a buscarme

con sus brazos extendidos.

 

El verso en una oda alaba 

al monte, al río y a la nube.

 

Dime, en qué mar arrojas tu música,

en qué ola tu ritmo,

en qué eternidad tu alma.

 

Dime si al despertar enuncias el día,

si tú lo tejes con manos abiertas,

dime cómo lo pintas de blanco.

 

Blanco verso que vive ahí, en tu piel de niña,

¡oh corazón diminuto,

corazón hermoso que quiere latir!

 

 Niña de verso libre que amaneces 

y trenzas con tus delicadas manos

diademas de caricias,

que con una rama

dibujas la superficie del río

en el que se mira más de un bello narciso.

 

Hoy he visto la transparencia del verbo,

agrandado por la resurrección de los sueños.

 

Todo tiene un final,

todo termina.

 

El día se despide en su arrebol.