miércoles, 29 de julio de 2015

Capricho 57: La filiación





LA FILIACIÓN

Es una ridícula escena de esponsales. La novia tiene rostro de animal y en sus piernas descansa su propia o primitiva cara, rugosa y vieja. Una mujer en pie, con un libro abierto en una mano y una pluma en la otra, escribe en las páginas de aquél.
Se engatusa al novio con la ejecutoría de sus padres y abuelos.
¿Y ella quién es? Luego lo verá.


Merece pena quien amor castiga 

o quien amor ofrece con engaño,
quien rompe el verso limpio o causa daño
al junco, al río, al aire o a la espiga.

Amor es fuego vivo y mano amiga,
sonora fuente y sombra de castaño,
silencio, vida y nunca un mal apaño.
¡Quién dice mal de amor, que nunca diga!

Quien mancha amor o engaña con su herida,
que tenga el alma muerta para el sueño
y frío el corazón sin sus cariños.

Quien quiera redimirse en esta vida,
que aprenda amor, que escriba en viejo leño
limpios versos de amor para los niños.




Pertenecientes al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006

martes, 21 de julio de 2015

Capricho 43 : El sueño de la razón produce monstruos

                                                      

CAPRICHO 43



EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS


Este grabado carece de letrero o epígrafe en el margen inferior del cobre; pero en la parte anterior de una mesa que hay a la izquierda , cubierta de hojas de papel y lápices, sobre la cual descansa con la cabeza entre los brazos un hombre sentado de lado, léese: el sueño de la razón produce monstruos.
Al nombrado personaje rodeándole, posados sobre su cuerpo, sentados en el suelo o en la mesa o volando por su alrededor gatos, murciélagos, búhos y otros animales semejantes.
La fantasía abandonada de la razón, produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de sus maravillas.
Cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelven visiones.


Dormir el pensamiento y despertar
los fuegos de la loca fantasía
no es modo de soñar. Ni norte y guía
dormirse la razón para pensar.

Soñar puede que sea torturar
el pensamiento, meterlo en la agonía,
crear la duda y alumbrar la fría
aurora de la angustia y del pensar.

Del sueño y la esperanza nace el hombre.
Locura y fantasía lo destruyen
poblando la razón de veleidades.

Y si es vida ajustar razón y nombre
sólo monstruos sus cábalas construyen
metiendo el corazón en vanidades.
                                                          P Damián Iribarren (1927-2000)




martes, 14 de julio de 2015

Sobre Risa y ternura de unos papeles de P. Damián Iribarren

 
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Hace quince años, en la madrugada del 14 de julio del año 2000, fallecía Damián Iribarren, a los 73 años. En su memoria comento uno de sus numerosos  libros que dejó inéditos. Se trata de  Risa y ternura de unos papeles (sahats, 2006)

Es un conjunto integrado por cuarenta y tres sonetos en torno a los caprichos y aguafuertes de Goya. Y la primera referencia de Risa y ternura... se remonta al año 1984 cuando Damián Iribarren residía en Zaragoza. Con el título Cuatro sonetos para el amor agrupaba los caprichos correspondientes al número 33 “Al Conde Palatino”, número 43 “El sueño de la razón produce monstruos”, número 61 “Volaverunt” y número 75 “No hay quien nos separe”. Esta versión inicial difería formalmente de la definitiva y carecía de la numeración, el título y la descripción que acompaña ahora a cada soneto.

En el capricho 33, la actitud dubitante adoptada por el autor se contrapone a la del Conde Palatino. No hay que fiarse de lo que anuncian charlatanes ni falsos maestros, el verdadero sabio desconfía. El yo poético manifestado en primera persona padece “dolor de dudas” como quien padece dolor de muelas y busca alivio y remedio.
En el capricho 43 El sueño de la razón produce monstruos con oraciones enunciativas expresadas en infinitivo y alternancia de términos contrapuestos: dormir – despertar, razón – fantasía,  nos va desvelando su concepción del sueño y de la vida.De entrada manifiesta su rechazo a esa visión del soñar que deja dormir a la razón y anula el pensamiento. En definitiva, el sueño como fruto de la razón, unido a la esperanza edifican al hombre, mientras que locura y fantasía lo destruyen poblando la razón de veleidades Y no es verdadero amor perderse en veleidades como sucede en el Capricho 61 Volaverunt que con fina ironía señala en el primer verso “Perder el juicio, si es de amor no importa” para concluir con una reflexión sobre el amor loco. 

Posteriormente, en 1987 con Cuatro caprichos de Goya nos mostraba el número 3 “Que viene el Coco”, número 5 “Tal para cual”, número 15 “Bellos consejos” y número 16 “Dios la perdone y era su madre”.

En el capricho 3 Que viene el Coco se subraya la importancia de la educación. No es bueno educar a los niños obligándoles a temer lo que no existe. Lo que parece más razonable es:

 que el hombre a sus temores ponga freno.
             Que la vida es gozosa fantasía
             si se quita de encima tanto “Coco”


Sobre la crianza negligente, excesivamente tolerante y permisiva que hace de los niños caprichosos soberbios, perezosos e insufribles, versa el capricho 4 El de la rollona.

En el capricho 5 Tal para cual intenta reflejar cómo la mala educación engendra vicios y confusión. “...Y nadie sabe / si es dueño, comprador o mercancía.” En determinadas situaciones el mundo aparece como feria y mercado.


El capricho 15 Bellos consejos se decanta en defensa del libre albedrío y la plena autonomía personal. Desde el punto de vista de la perspectiva, se dirige a un tú. Y no digas que el agua se hace río // y no digas que el agua se congela... Logra hacer del agua toda una metáfora y personificación. El agua mira, piensa, duda, encauza su albedrío. Ni pide fuego al sol ni al viento remo.
           
El capricho 16 Dios la perdone y era su madre retrata el desapego, la indiferencia e incluso el desprecio de una hija hacia su madre. Dada a la prostitución y ocupada en sus afanes, no reconoce a su madre que, anciana y tullida, va pidiendo limosna. Miserias de la condición humana a las que dirige una mirada de piedad, como en ¡Pobrecitas! (capricho 22)
       
Denuncia la desigualdad. Un mismo comportamiento, según  la procedencia social, no se observa ni juzga de igual manera “pobreza prostituye y cárcel gana. / Pasión de dama rica es desvarío / de amor, locura, engaño que obsesiona.”

En Tú que no puedes (capricho 42) utiliza la humildad y dureza de la piedra como símbolo y metáfora de los pobres y clases útiles de la sociedad, que son quienes cargan con todo el peso de las contribuciones del estado y sirven para dar fama y gloria a los poderosos.

            Mientras tanto las piedras que sostienen
            y aguantan estructuras, peso y frío
            nadie sabe ni el nombre que han tenido.

Un motivo como la ira es tratado en Se quebró el cántaro (capricho 25) donde una madre colérica pega una zurra a su hijo por haber roto un cántaro.
La codicia y avaricia asoma en Muchachos al avío (capricho 11), A caza de dientes (capricho 12), ¿Por qué esconderlos? (capricho 30). En este último contrasta el planteamiento del autor con el contenido de la imagen donde un anciano que intenta esconder dos bolsas de dinero, es objeto de risa por parte de cuatro personajes que aparecen tras él. ¿Por qué los esconde?  Porque no quiere gastar. Aún viejo y enfermo teme que le ha de sobrar vida y faltar dinero.

Se repulen (capricho 51) desprende cierto tufillo a corruptela. Refiere la complicidad existente  entre empleados ladrones que se ayudan y disculpan con la protección del jefe, que les cubre haciendo sombra con sus alas monstruosas

         La pereza toma forma en el capricho 29 Esto sí que es leer donde se ve sentado un caballero que lleva puesto un peinador. Mientras sus criados le peinan y calzan,  el ilustre caballero lee, duerme y estudia.

La apatía que invade a los Chinchillas y hace de ellos seres inútiles, se ve reflejada en el capricho 50. ¿Quiénes son los Chinchillas? Se asemejan a momias que ni oyen, ni saben, ni hacen nada.


Al final, una llamada a la diligencia expresada con la urgencia de tres imperativos:
 Escucha, aprende, haz algo. / Que ese frío no pasme el alma.” Insistiendo en el mismo tema Mejor es  holgar (capricho 73) ¿Cuándo es mejor holgar? Cuando no se disfruta del trabajo que se realiza y todo se embrolla, se enreda y se complica cual madeja enmarañada.

            Si quieres mi consejo y tienes ganas
            el sueño despabila, cava el huerto,
            derrama la simiente y canta al viento.
           
Estos son sólo algunos de los aspectos más significativos de este libro. En días sucesivos iré seleccionando alguno de los sonetos.

miércoles, 8 de julio de 2015

Tres poemas de Rosa Chacel

 
 UNA MÚSICA OSCURA, TEMBLOROSA...

                                                                     A María Zambrano

Una música oscura, temblorosa,
cruzada de relámpagos y trinos,
de maléficos hálitos, divinos,
del negro lirio y de la ebúrnea rosa.

Una página helada, que no osa
copiar la faz de inconciliables sinos.
Un nudo de silencios vespertinos
y una duda en su órbita espinosa.

Sé que se llamó amor. No he olvidado,
tampoco, que seráficas legiones,
hacen pasar las hojas de la historia.

Teje tu tela en el laurel dorado,
mientras oyes zumbar los corazones,
y bebe el néctar fiel de tu memoria.

                                           Rosa Chacel




ANTINOO

Tu nariz pensativa sostiene la balanza de tus hombros,
tan breve el balanceo quedaron en el fiel diestra y siniestra.
Dentro está el péndulo
dispuesto a señalar con su parada el perfecto equilibrio,
dispuesto a detenerse en el instante
en que comienza lo que no termina.

Tu nariz pensativa, meditativa y contempladora
de ti mismo,
de su último aliento se despide.
¡En él tu juventud, épico aroma!

                                          Rosa Chacel





LOS MARINEROS
                                                         
                             Para Luis y Stanley

Ellos son los que viven sin nacer a la tierra:
no les sigáis con vuestros ojos,
vuestra mirada dura, nutrida de firmezas,
cae a sus pies como impotente llanto.

Ellos son los que viven en el líquido olvido,
oyendo sólo el corazón materno que les mece,
el pulso de la calma o la borrasca
como el misterio o canto de un ámbito entrañable.


París, 1938
                                          Rosa Chacel




 
Rosa Chacel


Rosa Chacel nació en Valladolid el 3 de junio  de 1898.
En 1908 su familia se trasladó a Madrid  y estudió escultura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, desde 1915  hasta 1918.

Casada  en 1922 con el pintor Timoteo Pérez, vivieron durante un tiempo en Roma y al regresar a Madrid en 1927, se integró con la recién nacida Generación del 27, colaborando  en la  Revista de Occidente y en La Gaceta Literaria y participando en las tertulias literarias de la botillería de Pombo y el Ateneo de Madrid.

A raíz de la Guerra Civil Española el matrimonio se exilió en Paris y posteriormente en Buenos Aires y Río de Janeiro, donde continuó su carrera literaria, gracias a la cual, obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim que la llevó a vivir por algún tiempo en Nueva York. De su largo periplo de exliada, regresó ya viuda a Madrid en 1974.
Aunque la labor como escritora de Rosa Chacel es muy amplia y está formada por novelas, ensayos, cuentos y poesía, ante todo destaca como novelista. Es autora de Estación ida y vuelta (1930), Teresa (1941), Memorias de Leticia Valle (1945), La sinrazón (1960), La confesión (1971), Saturnal y Desde el amanecer (1972).
La más significativa es  Barrio de maravillas (1976), obra por la que recibió el Premio de la Crítica, en la que recuerda el Madrid de principios de siglo XX y encabeza  la trilogía seguida por Acrópolis (1984) y Ciencias naturales (1988) donde explora los entresijos del exilio y el regreso.
En la antología Poesía (1931-1991) recoge los libros de versos A la orilla de un pozo y Versos prohibidos.
Su estilo se caracteriza por una gran introspección e intimismo a través del cual retrata el mundo exterior en sus míltiples facetas.
La mayor parte de sus libros fueron escritos en el exilio y no tuvieron repercusión en España hasta su retorno. Fue galardonada con  el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1987, el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Valladolid  en 1989 y el Premio Castilla y León de las Letras en 1990.
Falleció en Madrid el 27 de julio de 1994, a los 96 años  y fue enterrada en Valladolid.         












miércoles, 1 de julio de 2015

Dos sonetos de Juan José Domenchina

Paisaje de Guadarrama de Aureliano Beruete




REMEMBRANZA


Aquel aire cernido, transparente;
aquella luz filtrada, maravilla
que aquel sol acrisola, ni amarilla
ni azul: azul de oro exactamente...

Aquella lejanía, inmensamente
llana y sin una sombra, de Castilla,
donde hasta el ocre de la tierra brilla
limpio en el tiemblo de la luz caliente...

Aquel ir sin llegar, perpetuamente
por la llanura interminable, orilla
de aquel mar que es cielo transparente…

Aquella luz... suspensa, ni amarilla
ni azul – azul de oro exactamente-,
entre las nubes blancas de Castilla...

                     De Perpetuo arraigo

                   Juan José Domenchina






CASTILLA, SOL A SOLAS…



Castilla, sol a solas. Tierra andante

y cielo inmóvil. Dicen que es demencia

esta cordura sorda – la paciencia
sofocada y al paso – del viandante.

Ni un árbol. Va sin sombra el hombre errante.
Y anda penosamente. Su insistencia
en seguir avanzando es diligencia
inútil. – No camines, caminante,

porque el polvo que pisas va adelante,
hacia la lejanía. Ten conciencia
de que tienes al lado lo distante

(lo alcanzas con los ojos), y la urgencia
no existe en este llano alucinante
lleno de soledad y transparencia-.

             De El extrañado y otros poemas
                     
                        Juan José Domenchina


 
El Arrabal de Toledo de Aureliano Beruete


El escritor y crítico literario Juan José Domenchina Moreu  nació en Madrid el 18 de mayo de 1898  y murió en México el 27 de octubre de 1959.

Fue en Madrid donde estudió el bachillerato y Magisterio en la Escuela Normal de Toledo, pero nunca llegó a ejercer. Desde muy joven colaboró con sus críticas  literarias  en periódicos y revistas, entre los cuales cabe citar:  Los Lunes de El Imparcial, España, La Pluma, Revista de Occidente y El Sol, firmando como Gerardo Rivera. Durante la República asistía asiduamente a la tertulia del Hotel Regina y fue secretario de Manuel Azaña.

En noviembre de 1936 contrajo matrimonio con la poeta Ernestina de Champourcín y finalizada la guerra, en 1939,  partieron al exilio fijando su residencia en México.

La crítica considera a Domenchina, por su edad y formación dentro del grupo de los poetas de la  Generación del 27; sin embargo, a partir de 1947 su estilo cambió de forma radical.

A su primer libro publicado en 1917, bajo el título  Del poema eterno  siguieron  Las interrogaciones del silencio (1918), La corporeidad de lo abstracto (1929), en su mayor parte constituido por una serie de sonetos;  El tacto fervoroso (1930), Dédalo (1932), Margen (1933) y Elegías barrocas (1934). En todos ellos  el simbolismo, la influencia de la poesía pura al estilo de Paul Valéry y  Juan Ramón Jiménez  dejaron su huella.

Durante el exilio publicó libros significativos: Destierro (1942), Pasión de sombra (1944), Tres elegías jubilares (1946), la segunda de ellas dedicada a Azaña; La sombra desterrada (1950) y El extrañado (1958), considerado el mejor libro de esta fase donde sus poemas alcanzan mayor calidad estética y humana, marcados por la nostalgia, desolación y cierto aire pesimista.

Como novelista, escribió la novela corta El hábito ( 1920) y La túnica de Neso (1929), ambas de corte vanguardista.