viernes, 23 de abril de 2021

Palabras para el duelo

 


Ante el fallecimiento del catedrático de literatura y escritor Tomás Yerro Villanueva, acaecido el pasado 10 de abril, en este tiempo de tantas despedidas, incluyo a continuación uno de los textos enviado por el propio autor sobre el duelo.

 

EL “DUELO” PICTÓRICO DE CONSUELO OCHOA

 

“El dolor que no habla cierra el corazón sobreexcitado y le hace romperse”

 

                                                                                        (W. SHAKESPEARE: Macbeth)

 

La certidumbre de la muerte, la propia y la ajena, nos convierte en humanos, pese a que en nuestra intimidad nos mostremos incrédulos ante tan desconocida, fatal e igualatoria perspectiva y a pesar de  aproximarnos a nuestro final con plena conciencia en cada hora de nuestra vida. El poeta latino Ovidio (43 a. C.-17 d. C.) escribió: “Dondequiera que miro no veo otra cosa que reminiscencias de la muerte.” La muerte representa una dimensión esencial de la vida: paradójicamente, morir es vivir y vivir es también morir.  Sin embargo, el enigma de la condición humana alcanza su vértice en presencia de la muerte por temor a su definitivo acabamiento y, tal vez más todavía, a los pasos previos de enfermedad, vejez decrépita y dolor. Por tanto, resulta muy lógico que todas las civilizaciones, impregnadas de ansias de inmortalidad, se hayan empeñado con ahínco en superar el luto poniendo memoria y monumentos donde la muerte puso olvido y desaparición; comunicación y música frente al silencio y la soledad; sensaciones y placeres ante la insensibilidad; diferencias y jerarquías contra la igualación; progenie donde todo se extingue; y en la mezcla y disgregación, personalidad. Las sociedades festejan, pues, la apoteosis humana frente a la evidencia de la mortalidad y consideran la muerte el contrapunto para realzar la vida, potenciando, según los

valores y creencias dominantes, la “vida más larga de la fama gloriosa” frente a la “existencia temporal perecedera”  (Jorge Manrique, 1440-1479) y, con mucha frecuencia, instalando a las personas difuntas en una esfera sobrenatural, fundamento dogmático de todas las religiones. La historia de las bellas artes está plagada de obras maestras encaminadas a perpetuar el recuerdo de los muertos y aliviar el sufrimiento de los vivos, exponentes de arte elegíaco que hacen honor al conocido verso de Antonio Machado (1875-1939): “se canta lo que se pierde.”

Aun tratándose de una realidad universal, esperable e irremediable, la muerte de un ser querido -recordatorio de nuestra personal finitud y mortalidad- constituye una de las experiencias más terribles a la que debemos enfrentarnos. En ocasiones nos puede parecer que el dolor es insoportable, tanto mayor cuanto más hayamos querido a la persona fallecida. Aun así, la elaboración del duelo -proceso de adaptación emocional que sigue a la pérdida- puede convertirse en una experiencia enriquecedora, que suponga la maduración y el crecimiento personales. Elaborar un duelo consiste ni más ni menos que en transformar el dolor en amor, la muerte en celebración de la vida.

El duelo se caracteriza por la aparición abrupta de pensamientos, emociones y comportamientos inhabituales, pero a cada individuo le afectan de una forma distinta, singular. No obstante, hay una paleta de vivencias comunes a la mayoría. Con la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004) a la cabeza, los especialistas describen las fases de negación, enfado-indiferencia-ira, negociación, dolor y aceptación. El último reto radica en recolocar emocionalmente a nuestro ser querido y mirar hacia el futuro. No se trata de olvidarlo sino de encontrarle un lugar apropiado y destacado para recordar nuestra biografía juntos, pero dejando espacio para otras relaciones significativas. La vida nunca volverá a ser lo mismo, pero enriqueceremos nuestro espacio con nuevas emociones y relaciones, manteniendo siempre en el recuerdo la sensación de lo afortunados que fuimos por haber podido compartir parte de nuestra existencia y nuestra dicha con esa persona. La cita de Shakespeare revela con claridad meridiana la necesidad de hablar, de expresar nuestros sentimientos más dolorosos para transitar el camino de la recuperación psicológica. Compartir el dolor deviene una vía terapéutica imprescindible para normalizar el misterio de la muerte en términos privados y sociales.

Consuelo Ochoa Resano ha erigido el duelo en la esencia de la presente exposición. En lugar de ocultar la muerte y hacer de ella una cuestión tabú, la ha abordado cara a cara con mirada muy personal, inconfundible. La inesperada muerte de su hermano Jacinto, ocurrida el día 26 de noviembre de 2012 a la edad de 69, fue el desencadenante de su duelo. La intensa relación de confraternidad, cultivada desde la infancia hasta el momento mismo del fallecimiento, fue la causante de unas reacciones emotivas que, al cabo del tiempo, han fructificado en un conjunto de obras pictóricas agrupadas bajo el marbete de “DUELO”, resultado de impulsos casi irracionales, irrefrenables. Reflejan, pues, momentos sombríos de la vida de la autora, al igual que su muestra titulada  “BLANCO” agavilló, en 2008, un conjunto de creaciones que desprendían el aroma del júbilo y la pureza destilado en una etapa de plenitud vital.

Las pinturas de “Duelo” -colores blancos, negros y grises ceniza estáticos y en movimiento- poseenuna belleza tan fría como la de la muerte misma, capaz de transportar al espectador a las heridas y el duelo provocados por la muerte. Al lado de composiciones abstractas en las que parecen vislumbrarse elementos óseos figuran otras que crean la ilusión de representar paisajes desolados, llenos de estrías y aun de fisuras y abismos, acaso trasunto de las rozaduras y heridas que han cuarteado por momentos el ánimo de la artista. La unidad de estilo, definida por la pureza intemporal y casi metafísica de los cuadros, otorga a la exposición una inquietante grandeza.

    La frenética génesis de “Duelo” ha cumplido una función sanadora para Consuelo Ochoa al

exteriorizar su intimidad y trascenderla a través de experimentos pctóricos. “Duelo” contiene, pues, un borroso y a la vez clarividente autorretrato de su autora y, al mismo tiempo, un espejo en el que los visitantes podrán compartir con la creadora reconfortantes fulgores de sus agonías personales, de sus propios duelos.

Tomás Yerro Villanueva

Septiembre de 2015

miércoles, 17 de febrero de 2021

RECITAL-PRESENTACIÓN “ANTOLOGÍA HACIA LA LUZ”

RECITAL-PRESENTACIÓN “ANTOLOGÍA HACIA LA LUZ”

 

Conforme a lo previsto, el jueves 11 de febrero de 2020 tuvo lugar el recital-presentación de Antología hacia la luz en el Planetario de Pamplona. Como ya se indicó en la entrada correspondiente al miércoles 13 de enero, los poemas fueron creados por catorce poetas en pleno confinamiento a través de  WhatsApp. Inma Biurrun, Isabel Blanco Ollero, Per Gaztelu, Socorro Latasa Miranda, Sagrario Lecumberri Seviné, Cristina Liso, Teodoro L. Basterra, María Loyola Flamarique, Trinidad Lucea, Silvia Marambio-Catán, Ana Martínez Mongay, Arantxa Mendizábal, Arantza Murugarren y Teresa Ramos participaron en su elaboración durante 60 días.


El cantautor Alberto Rodríguez abrió y clausuró el acto. Y no olvidó en su repertorio  homenajear al polifacético artista Luis Eduardo Aute.

Tras el saludo de bienvenida y la muestra del vídeo sobre imágenes del confinamiento en Navarra realizada por fotógrafos de prensa, comenzaron las declamaciones.

 

Por orden de intervención:

INMA BIURRUN Y MARÍA LOYOLA:

Poema II-Miércoles, 18 de marzo del 2020 (Pág. 20)

 

PER GAZTELU Y SILVIA MARAMBIO:

Poema VII- Lunes, 23 de marzo del 2020 (Pág.26)

 

SOCORRO LATASA Y ANA MARTÍNEZ MONGAY:

Poema XXV-Viernes, 10 de abril del 2020 (Pág. 61)

 

SAGRARIO LECUMBERRI y ARANTXA MENDIZABAL:

Poema XXVII- Domingo, 12 de abril del 2020 (Pág. 65)

 

Per Gaztelu y Teresa Ramos pusieron música y voz a dos poemas:

  VIII-Martes, 24 de marzo del 2020 (Pág. 28)

  XIII-Domingo, 29 de marzo del 2020 (Pág. 37)

 

CRISTINA LISO Y ARANTXA MURUGARREN

XXXI- Jueves, 16 de abril del 2020 (Pág. 72)

 

ISABEL BLANCO OLLERO Y TRINI LUCEA

XXXIX-Viernes, 24 de abril del 2020 (Pág.88)

 

TERESA RAMOS

LVIII.-Miércoles, 13 de mayo de 2020 (Pgna 126)

 

En la lectura del poema XXV.- Viernes, 10 de Abril de 2020

 

 



https://www.diariodenavarra.es/noticias/cultura-ocio/cultura/2021/02/08/en-dos-meses-del-confinamiento-catorce-poetas-crearon-poema-diario-conjuntamente-chat-whatsapp-antologia-hacia-luz-716578-1034.html

 

 

 

La presentación fue transmitida en directo por:

https://www.instagram.com/escritoresnavarros/


Se halla en You Tube en la extensión:                        https://youtu.be/aSqPqIfEIZg 

 

  

 




miércoles, 13 de enero de 2021

Sobre "Antología hacia la luz"

 




Hay un nuevo título que añadir a nuestra bibliografía. Se trata de Antología hacia la luz. En sus 134 páginas, acompañan a este poemario las palabras preliminares de Isabel Blanco, de quien partió la iniciativa del proyecto, así como la calidez y belleza que transmite el prólogo de Emilio Echavarren. Cuenta, además, con hermosas ilustraciones en la portada, contraportada  y colofón diseñadas por nuestra compañera Trini Lucea. Y esperamos que sí, que algún día podamos prescindir de mascarillas y realizar la presentación.

El libro surge como una forma creativa de afrontar la realidad ante la suspensión convulsa de actividades y cierre de programas debido al Covid-19.

Somos catorce poetas quienes durante los días de confinamiento y a través de WhatsApp dimos forma escrita a todo ese amasijo de ideas, sensaciones, vivencias, deseos...que, verso a verso, vino configurando el entramado de los poemas.

Personalmente nunca había participado en un proyecto semejante. Establecimos un horario lo suficientemente amplio para poder llevar a cabo nuestras intervenciones. De esa manera, diariamente, íbamos añadiendo nuevos fragmentos para dar continuidad al texto hasta concluir el poema que, desde la primera entrada del día, se iba generando.

Respecto a los temas planteados son múltiples y variados para no incurrir en reiteraciones que pudieran aumentar la inquietud y agravaran el desconcierto que veníamos experimentando.

                                    Quiero que mis versos rimen con la luz

y el último latido de mi madre

en esta mañana de abril.

 

Esa fue mi intervención el lunes 13 de abril, fecha en que falleció mi madre. Y de inmediato, a pesar de la distancia física, obtuve la respuesta solidaria de todo el grupo de poetas. Y al día siguiente, se hizo silencio. Subrayando lo expresado por Isabel. Catorce poetas como vasos comunicantes, durante 60 días y 60 poemas. Más uno muy especial, correspondiente al número XXIX, Martes, 14 de Abril de 2020. Y se caracteriza por un rectángulo en blanco, en memoria de todas las personas fallecidas. Descansen en paz (D.E.P)

Debidamente numerados y ordenados por fecha, los poemas coinciden con el periodo de  confinamiento domiciliario comprendido entre el martes, 17 de marzo y el sábado, 16 de mayo de 2020.

Y aunque escritos en tiempo de incertidumbre y desasosiego, con todas las turbulencias propias del momento, hay en ellos un atisbo de esperanza.

Sirva de muestra un par de ejemplos: el poema 56 del lunes 16 de mayo que quisimos resolverlo en forma de abecegrama inverso y el poema 57 del martes, 17 de mayo.


 

LVI. LUNES, 11 DE MAYO DE 2020  

 

 

Zozobra.

Ya presentía su respuesta,

xilografiada en el aire.

Walt Whitman lo predijo en sus Hojas de hierba.

 

Vuela el pájaro sobre el río limpio.

Un canto suena entre los árboles.

 

Tiento la plenitud de este prodigio.

Sereno el cielo, calma mi naufragio

rumbo al horizonte rosado,

 

que pinta de colores el día.

Pone el acento musical en las ondas del aire.

 

¡Oh, mar inmenso!

Ñandú que sale corriendo de este raro abecedario.

Nada quiebra su huida, ni el ombú de la pampa,

mas él sabe que debe correr, huir.

 

Llueve copiosamente y relampaguea,

Luminosa es la luz que precede al rayo.

Kilómetros le separan del mar.

 

Junto a la orilla, tu sonrisa,

inolvidable y eterna,

honda y bondadosa,

guarda la esencia del principio

fundida en la noche.

 

Esperanzada, 

divisará en el horizonte,

con un atisbo de asombro, un

bello y feliz

amanecer venciendo la zozobra de un mal sueño.

 

 

LVII. MARTES, 12 DE MAYO DE 2020

 

 

Saludo el despertar de un verso blanco

que se quedó dormido 

sobre la greda de tu piel

y los besos

que secaron

mis lágrimas de niña

mientras me mecías en tus brazos.

Y las miradas 

que acariciaron mis sueños

mientras en tu regazo yo crecía.

 

Saludo a esa mañana que viene a buscarme

con sus brazos extendidos.

 

El verso en una oda alaba 

al monte, al río y a la nube.

 

Dime, en qué mar arrojas tu música,

en qué ola tu ritmo,

en qué eternidad tu alma.

 

Dime si al despertar enuncias el día,

si tú lo tejes con manos abiertas,

dime cómo lo pintas de blanco.

 

Blanco verso que vive ahí, en tu piel de niña,

¡oh corazón diminuto,

corazón hermoso que quiere latir!

 

 Niña de verso libre que amaneces 

y trenzas con tus delicadas manos

diademas de caricias,

que con una rama

dibujas la superficie del río

en el que se mira más de un bello narciso.

 

Hoy he visto la transparencia del verbo,

agrandado por la resurrección de los sueños.

 

Todo tiene un final,

todo termina.

 

El día se despide en su arrebol.