El fragmento corresponde al libro que lleva por título El
pensamiento vivo de Séneca publicado en
1944, durante el exilio americano de su autora. Ya en la introducción, María
Zambrano deja en resalte la actualidad de Séneca, su universalidad, su actitud
de mediador, así como la razón desvalida. La figura del sabio cordobés se
pergeña en una selección de textos donde se manifiesta la estoica resignación y
aceptación de la condición humana a través de los escritos dirigidos a Polibio,
Helvia y Marcia, de los tratados sobre la tranquilidad del ánimo, de la
brevedad de la vida, de la clemencia, de la vida bienaventurada, de cuestiones
naturales y en las cartas a
Lucilo.
María Zambrano |
María
Zambrano (Vélez, Málaga 1904 – Madrid
1991) Ensayista y filósofa
española. Nacida en la localidad malagueña de Vélez-Málaga. Sus padres Blas Zambrano García de Carabante y Araceli Alarcón
Delgado, eran ambos maestros. En 1908 su familia se traladó a Madrid. Más
tarde, en 1909, se afincaron en Segovia donde transcurre su
adolescencia, porque a su padre Blas le habían otorgado la cátedra de
Gramática Castellana en la Escuela Normal de Maestros de la ciudad, mientras
María estudió en el Instituto de Segovia.
De nuevo en Madrid
fue discípula de José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y Manuel García Morente.
Ejerció como profesora en la Universidad de Madrid y colaboradora en las
publicaciones Revista de Occidente, Cruz y Raya y Hora de España, entre otras.
Durante la Guerra Civil española (1936-1939) participó en algunas comisiones de
ayuda humanitaria y cultural, y se exilió en México en 1939. Profesora de la
Universidad de Morelia, se trasladó muy pronto a La Habana (Cuba), en cuya universidad
enseñó durante varios años, así como en la Universidad de Puerto Rico.
Posteriormente vivió en Francia, Italia y Suiza antes de su regreso definitivo
a España, en 1984. En 1981 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades, y en 1988 el Premio Cervantes.
Persigue la superación del racionalismo a través de una razón
poética en contraposición a la razón occidental que, desde Platón hasta el
idealismo alemán, ha ido construyendo un logos desencarnado,
desarraigado, que desprecia la vida; un espíritu que niega lo inmediato para
afirmar la libertad absoluta. Frente al logos que hace del hombre un ser
exiliado y nihilista, María Zambrano propone una “razón poética", una
mediación que sin caer en el irracionalismo desesperanzado, recupere el
contacto con la tierra
Así, la filosofía sería una tarea de construcción e
interpretación de símbolos. De ahí deriva el hecho de que uno de sus temas
fundamentales estribe en el análisis de lo que denomina “razón poética”, ya
presente en Claros del bosque (1977), y en el tono literario de muchos de
sus escritos, que parecen alejados del análisis técnico tradicional en la
investigación filosófica. Zambrano señaló, además, la relevancia de lo que
denominaba el “saber del alma”, que queda unido a su reflexión sobre la
esperanza y sobre la urgencia de lo divino en la vida humana. Ejemplos de esto
último serían Hacia un saber sobre el alma (1950) y El hombre y lo
divino (1955). Entre el resto de su obra merecen ser destacadas: Horizonte
de liberalismo (1930), Filosofía y poesía (1939), Pensamiento y
poesía en la vida española (1939), La agonía de Europa (1945), El sueño
creador (1965) y De la aurora (1986). En 1993 se publicó
una antología, La razón de la sombra.
Cambrils |
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