Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.
Pensamientos
Qué es el hombre
se pregunta Pascal:
Una potencia de exponente cero.
Nada
si se compara con el todo.
Todo
si se compara con la nada:
Nacimiento más muerte:
Ruido multiplicado por silencio:
Medio aritmético entre el todo y la nada
Me retracto de todo lo dicho
Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
quema este libro
No representa lo que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.
Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.
Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.
Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo
lo que he dicho.
El poeta chileno
Nicanor Parra Sandoval nació en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914.
Su padre era maestro y músico y su madre, tejedora y folklorista. Alternó sus
estudios de matemáticas, física y mecánica teórica y su ejercicio como catedrático
en esas especialidades con el quehacer literario; cofundador de la Revista
Nueva.
Dentro
de la literatura chilena, se le sitúa
en la generación posterior a Vicente Huidobro y Pablo Neruda. Compartió
con otros poetas, como Humberto Díaz Casanueva y Braulio Arenas, la adhesión al
surrealismo, aunque el primero se orientó hacia el motivo de la poesía como
conocimiento, el segundo a la relación del lenguaje con lo maravilloso, y el
propio Parra a la convivencia e
inmersión de la poesía con lo cotidiano y, a través del humor, a la ruptura con
cualquier asomo de solemnidad. En su poema “Manifiesto” declara que ‘los poetas
bajaron del Olimpo’, que ‘el poeta es un hombre como todos/ Un albañil que
construye su muro: /Un constructor de puertas y ventanas’, y denuncia a
aquellos que construyen ‘castillos en el aire’, que malgastan ‘el espacio y el
tiempo/ redactando sonetos a la luna’ o agrupan ‘palabras al azar/ A la última
moda de París’.
Aunque inicialmente evocativo y sentimental, como en Cancionero
sin nombre (1937), no tardó en adoptar definitivamente la línea que él
mismo denominó “antipoesía”, revelación irónica e iconoclasta de un mundo
problemático, hecha en lenguaje antirretórico, coloquial, muchas veces
provocador. Su proyección
internacional comenzó en Poemas y antipoemas (1954) y se prolongó en
obras como Versos de salón (1962) y Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977). En 1969
obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 1991 el Premio Juan Rulfo, en su
primera entrega, y en 2001 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En
2001 presentó Páginas en blanco, una antología de toda su obra poética, y en
2007 publicó el primer tomo de sus obras completas: Obras completas y algo
más (1935-1972).
Parra es también un
artista que ha expuesto su obra visual en Estados Unidos, España y, por
supuesto, Chile. Su exposición
mediática Obras públicas (2006),
presentada en el Centro Cultural Palacio de La Moneda ha sido instalada
recientemente en Madrid en la Biblioteca Nacional.
El 1 de diciembre de 2011 fue galardonado con el
premio Cervantes, convirtiéndose en el tercer chileno que lo recibe —después de Jorge Edwards
en 1999 y Gonzalo Rojas en 2003- El 7 de junio de 2012 se le adjudicó el
Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
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