jueves, 27 de junio de 2013

Tres poemas de de Nicanor Parra



Último brindis

Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:






yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.





Pensamientos

Qué es el hombre
se pregunta Pascal:
Una potencia de exponente cero.
Nada
si se compara con el todo.
Todo
si se compara con la nada:
Nacimiento más muerte:
Ruido multiplicado por silencio:
Medio aritmético entre el todo y la nada


Me retracto de todo lo dicho

Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
quema este libro
No representa lo que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.
Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.
Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.
Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.






 
Exposición de Nicanor Parra   Foto: de wikipedia
                                                      
El poeta chileno Nicanor Parra Sandoval nació en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914. Su padre era maestro y músico y su madre, tejedora y folklorista. Alternó sus estudios de matemáticas, física y mecánica teórica y su ejercicio como catedrático en esas especialidades con el quehacer literario; cofundador de la Revista Nueva.
Dentro de la literatura chilena, se le sitúa  en la generación posterior a Vicente Huidobro y Pablo Neruda. Compartió con otros poetas, como Humberto Díaz Casanueva y Braulio Arenas, la adhesión al surrealismo, aunque el primero se orientó hacia el motivo de la poesía como conocimiento, el segundo a la relación del lenguaje con lo maravilloso, y el propio Parra a la  convivencia e inmersión de la poesía con lo cotidiano y, a través del humor, a la ruptura con cualquier asomo de solemnidad. En su poema “Manifiesto” declara que ‘los poetas bajaron del Olimpo’, que ‘el poeta es un hombre como todos/ Un albañil que construye su muro: /Un constructor de puertas y ventanas’, y denuncia a aquellos que construyen ‘castillos en el aire’, que malgastan ‘el espacio y el tiempo/ redactando sonetos a la luna’ o agrupan ‘palabras al azar/ A la última moda de París’.
Aunque inicialmente evocativo y sentimental, como en Cancionero sin nombre (1937), no tardó en adoptar definitivamente la línea que él mismo denominó “antipoesía”, revelación irónica e iconoclasta de un mundo problemático, hecha en lenguaje antirretórico, coloquial, muchas veces provocador. Su  proyección internacional comenzó en Poemas y antipoemas (1954) y se prolongó en obras como Versos de salón (1962) y Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977). En 1969 obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 1991 el Premio Juan Rulfo, en su primera entrega, y en 2001 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En 2001 presentó Páginas en blanco, una antología de toda su obra poética, y en 2007 publicó el primer tomo de sus obras completas: Obras completas y algo más (1935-1972).
Parra es también un artista que ha expuesto su obra visual en Estados Unidos, España y, por supuesto, Chile.  Su exposición mediática Obras públicas (2006), presentada en el Centro Cultural Palacio de La Moneda ha sido instalada recientemente en Madrid en la Biblioteca Nacional.

El 1 de diciembre de 2011 fue galardonado con el premio Cervantes, convirtiéndose en el tercer chileno que lo recibe —después de  Jorge Edwards en 1999 y Gonzalo Rojas en 2003- El 7 de junio de 2012 se le adjudicó  el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. 

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