domingo, 30 de junio de 2013

Recordando a Violeta Parra


GRACIAS A LA VIDA


¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me dio dos luceros

que cuando los abro,

perfecto distingo

lo negro del blanco

y en el alto cielo

su fondo estrellado,

y en las multitudes

el  hombre que yo amo.

¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me dio el corazón

que agita su marco

cuando miro el fruto

del cerebro humano,

cuando miro el bueno

tan lejos del malo,

cuando miro el fondo

de tus ojos claros.


¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me ha dado el oido

que en todo su ancho

graba noche y día

grillos y canarios,

martillos, turbinas,

ladrillos, chubascos,

y la voz tan tierna

de mi bien amado.


¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me ha dado el sonido

y el abecedario;

con él la palabra

que pienso y declaro

madre, amigo, hermano,

y luz alumbrando

la ruta del alma

del que estoy amando.


¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me ha dado la marcha

de mis pies cansados,

con ellos anduve

ciudades y charcos,

playas y desiertos,

montañas y llanos,

y la casa tuya

tu calle y tu patio.


¡Gracias a la vida

que me ha dado tanto!

Me ha dado la risa,

y me ha dado el llanto;

así yo distingo

dicha de quebranto,

los dos materiales

que forman mi canto

y el canto de ustedes

que es  el mismo canto.






 Autora: Violeta Parra (1917- 1967)




                                                   Tapiz en yute y lana de Árbol de la vida de Violeta Parra


Isabel y Violeta Parra


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Manuscrito de Siqueiro prisionero






Cantautora, pintora,  escultora, ceramista, bordadora, Violeta  Parra Sandoval nació el 4 de octubre de 1917 en San Carlos (Chile), pero cuando tenía tres años su familia se trasladó a Santiago. Desde muy joven empezó a cantar en diversos locales públicos para ganarse la vida juto con su  guitarra.
A finales de la década de 1940 comenzó a grabar sus primeros discos, temas populares y valses, por los que siempre manifestó una gran preferencia. En 1952 formó con otros artistas la compañía Estampas de América, así recorrió el país y pudo profundizar aún más en la recopilación de los cantares campesinos, que fueron el sustrato de sus composiciones, algunas tan emblemáticas como Gracias a la vida o Los pueblos americanos. En 1955 grabó los temas Qué pena siente el alma y Verso por matrimonio, conjunto éste de tonadas, cantos y parabienes. Grabaciones posteriores fueron: Cantos de Chile, Verso por despedida a Gabriela (1957), en homenaje a la poeta Gabriela Mistral, y diversas entregas de su trabajo sobre el folklore chileno del que era profunda conocedora, unidas bajo el título Violeta Parra acompañada de guitarra (1957, 1958, 1959). En 1966, poco antes de su muerte, grabó Carpas de La Reina y Últimas composiciones. Falleció el  5 de febrero de 1967,  a los 49 años en Santiago de Chile.


Tras su muerte su hermano Nicanor escribió el poema  Defensa de Violeta Parra


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