jueves, 23 de junio de 2016

Romance del Infante Arnaldos

 
ROMANCE DEL INFANTE ARNALDOS
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la jarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas, de fino coral.
Marinero que la guía,
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen a posar.
     Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,
dígasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.
                                              Anónimo ¿siglo XV?



Como sucede  con el romance del prisionero, debido al carácter oral y a la recreación de los juglares, también este de El conde o infante Arnaldos ofrece diferentes versiones y variantes.
En cualquiera de las dos que aquí se presentan  es de reseñar que la embarcación descrita viene envuelta por la fantasía.
Dado su aspecto  fragmentario, hay en el primero una omisión de elementos  que si queda explícita en la segunda versión, en lo referente al temor sobre las aguas en determinadas zonas geográficas correspondiente a los llanos de Almería, el estrecho de Gibraltar, costa de Flandes y golfo de León.
Además de presentar una forma dialogada, el simbolismo de las imágenes es otra de sus características.






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