jueves, 3 de octubre de 2013

Sonetos y otros poemas de Salem Roncal

Salem Roncal

ESTOS VERSOS...


Estos versos, que salen hoy
buscando el sol, la vida
desde el dolor callado de mi alma,
quieren decir no sé...

Tal vez no sea más que romper
las fibras,

LIBERARSE

del oscuro disfraz en que vivían.
Porque gritar así desnudas las
palabras, es mejor que llorar en
cada esquina.

Estos versos dispersos por la
brisa, saben todo de mí, más que
yo misma

Ellos nacen a golpe de mi sangre
sin que yo los obligue.

ME DOMINAN.

Saben amar conmigo, soñar,
hasta sufrir.
                           
Hoy hacen que yo  sienta la
nostalgia,
de una huella adolescente,
dormida en los trigales de mi
mente.


En la penumbra del alma están
conmigo,
en mi risa, mi voz y mis suspiros,
y a mi lado vendrán .
! Hasta la muerte ...!

                                                Jerusalén Roncal
                                                                                         Pamplona, 1973







ESCLAVA




Soy esclava del verso, del poema

nací bajo su influjo

y vivo...

dominada por la luz que va dejando

en mi alma cada verso que germina.


                                                                  Salem Roncal


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A VECES...


A veces...

siento mi corazón que se convierte

en fiera prisionera

olfateando el horizonte.



Mi voz no llena el mundo,

sólo puebla los sueños.



Yo busco dimensiones

sin cálculo posible,

quiero lo más sencillo:

       la sombra de tu mano,

       los poros de tu piel.



Ya ves, yo,  la insondable,

me he convertido en tierra,

en raíces que avanzan,

como cuatro zarpazos.



Pero sigo teniendo

cadenas en las manos,

argollas en el alma.



Me falta despojarme

de todos los sentidos,

caer

       como

                 la

                    lluvia

hacia lo interminable

todo lo que no es mío,

y nacer yo de nuevo...

tan sólo con mi esencia                                               

                                                 Salem Roncal
                                              

                      

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NO TENGO PRISA



No tengo prisa

para juntar vocales perdidas en la tarde,

para horadar papeles con surcos malheridos.



El tiempo se hace sombra, y espera,

tras la luz derramada.

Rompe olvidos el viento.



No tengo prisa                                            

en sacarlas del cosmos

donde duermen a oscuras.

La luna quiebra nubes,

sobre un mar que galopa

extendidas sus crines.



No, no tengo prisa

en que mías naveguen

fundidas con la luz.



Duerme el río,

espejo del pasado,

y se asoma la noche

para beber en él.



No, no, no tengo prisa...


                                     Salem Roncal

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NOS LLAMAMOS POETAS



Nos llamamos poetas, coribantes,
rapsodas de las letras en el viento,
soñadores con mentes trashumantes
emergiendo del mar del descontento.


 Nos creemos distintos y vibrantes,
robamos la palabra al sentimiento
uniendo sus vocales, como amantes,
que en el beso tuvieran su sustento.


 Y vamos desgranando las locuras
germinadas, maduras en las noches,
hijas de la pasión y de la vida.


Cantándole a la luna desmesuras
en este mundo alado de fantoches,
un recital de versos, sin medida.


                                                 Salem Roncal

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UTOPÍA                                                       



Tantos amaneceres sin tu vida,           
cuántas noches de amor por regalarte
y pasión contenida que entregarte,
utopía el volver tu piel perdida.

 En gaviota sin alas convertida
entre sal y galernas encontrarte,
en nuestro mar, amor, donde buscarte
caracolas que lloran tu partida.


 Pero yo llegaré en la primavera,
amarrada, una barca espera triste,
y yo, quiero volver a ser gaviota.


Acunada en los brazos de la espera
jugar con las estrellas que me diste
y volar sobre el mar... con alma rota.

                                         Salem Roncal

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 MIENTRAS VAN FLORECIENDO LOS MANZANOS


 A los pies de tu tumba yo he llorado,
 bajo un vaivén sereno de cipreses
 y mis manos la tierra han arañado ,
 con dolor y pasión, sin que regreses.


  El canto de un autillo agazapado,
 rompe la cruel verdad de que me beses,
 silenciosa la fuente se ha quedado
 dormida entre las flores y las mieses.


 Siguen cubriéndote las primaveras,
 los otoños, inviernos y veranos
 con estrellas por techo y por testigo.


 La luz ya se acomoda en las riberas,
 mientras van floreciendo los manzanos
 y en mis versos, renaces tú conmigo.



                                       Salem Roncal
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QUISIERA SER 


Quisiera ser la esencia del soneto,
cabalgar en sus versos, desatada,
y a la vez en sus reglas maniatada
dejando el corazón en un terceto,


al cual, disciplinada me someto,
a orquestar esa brisa acompasada
de vocales en danza enamorada
y acuarelas de luz en un boceto.

Así, yo colecciono consonantes,
encadeno palabras sin sentido
que  buscan su calor en otros lares.


De mi locura y sueños los causantes
renacen a la sombra del olvido
versos de espuma y sal, como los mares.
                              
                                    Salem  Roncal

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 SOSPECHO                                                   


Sospecho que aún me quedan primaveras  
y canto de gorriones en mis ramas,
arroyos y torrentes de mil gamas
con luz y soledad por las riberas.                     


Sospecho que mis versos son quimeras
nacidas  al rescoldo de otras llamas, 
sueños difuminados cual retamas
traspasando el umbral de sus fronteras


Sospecho que mi vida es una playa,
pleamar de recuerdos que regresan
huellas que ya borró la mar en calma.


Sospecho que a través de la atalaya
se divisan los miedos que me apresan
en el naufragio nómada del alma.

                                       Salem  Roncal

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     COMETAS

Sobre la arena oscilan las cometas
en la tarde que gris se va  tornando,
suspensas en la brisa van buscando
montañas que escalar, nubes secretas.

La luz duerme entre lechos de violetas
el mar, con su poder se va alejando,
quedando a sus orillas expirando
los restos de naufragios y goletas.

Utopía es vivir sin un destino
flotando entre las aguas cual papiros
a merced de otros vientos y regazos.
 
Como la flor pervive en el camino,
como noche arropando los suspiros
y el cristal de la luna hecho pedazos.


                                          Salen Roncal Ostiz

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NO ME ARREPIENTO

No me arrepiento, no, de haber amado
ni de romper silencios y cadenas,
arribando a las aguas más serenas
el corazón indómito y cansado.

 No me arrepiento, no, de haber llorado,
lágrimas bajo el palio de mis penas,
ocultando a la luz de lunas llenas
el dolor que incardina mi pasado.

 No me arrepiento, no, del desatino,
de mis pasos inciertos, de mis dudas,
bajel que surca el mar de mi andadura.


Pero sí de dejar en el camino
palabras que en el alma expiran mudas,
como muere la luz en la espesura.



                        Salen Roncal Ostiz
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 ENTRE COLMENAS


Necesito sangrar por mis heridas,
arrancarme el dolor que se ha colado
con la fuerza de viento desatado,
como corcel indómito y sin bridas.


Enterrar las palabras que perdidas
navegan por los mares del pasado,
dar vida al corazón que se ha parado
cual reloj con agujas retorcidas.


Quiero llorar, con un llanto que preñe
al jardín, que a mis pies duerme marchito,
y que crezcan las lilas y azucenas.


Espero amaneceres en que sueñe
que volando renazco despacito
mariposa feliz, entre colmenas.


                                                         Salem Roncal Ostiz

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viernes, 27 de septiembre de 2013

Un Nocturno + Dos poemas de Álvaro Mutis


NOCTURNO 3




Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.

 De Los trabajos perdidos

                                       Álvaro Mutis (1923-2013)
 
DOS POEMAS


1. SI OYES CORRER EL AGUA

Si oyes correr el agua en las acequias,
su manso sueño pasar entre penumbras y musgos,
con el apagado sonido de algo
que tiende a demorarse en la sombra vegetal.
Si tienes suerte y preservas ese instante
con el temblor de los helechos que no cesa,
con el atónito limo que se debate
en el cauce inmutable y siempre en viaje.
Si tienes la paciencia del guijarro,
su voz callada, su gris acento sin aristas,
y aguardas hasta que la luz haga su entrada,
es bueno que sepas que allí van a llamarte
con un nombre nunca antes pronunciado.
Toda la ardua armonía del mundo
es probable que entonces te sea revelada,
pero sólo por esta vez.
¿Sabrás, acaso, descifrarla en el rumor del agua
que se evade sin remedio y para siempre?



2.    COMO ESPADAS EN DESORDEN

                                           Mínimo Homenaje a Stéphane Mallarmé

Como espadas en desorden
la luz recorre los campos.
Islas de sombra se desvanecen
e intentan, en vano, sobrevivir más lejos.
Allí, de nuevo, las alcanza el fulgor
del mediodía que ordena sus huestes
y establece sus dominios.
El hombre nada sabe de estos callados combates.
Su vocación de penumbra, su costumbre de olvido,
sus hábitos, en fin, y sus lacerías,
le niegan el goce de esa fiesta imprevista
que sucede por caprichoso designio
de quienes, en lo alto, lanzan los mudos dados
cuya cifra jamás conoceremos.
Los sabios, entretanto, predican la conformidad.
Sólo los dioses saben que esta virtud incierta
es otro vano intento de abolir el azar.

                                                 De Poemas dispersos

                                                               Álvaro Mutis (1923-2013)



 


Los poemas que preceden corresponden a Álvaro Mutis Jaramillo, poeta y novelista colombiano nacido en Bogotá el 25 de agosto de 1923 y fallecido en Ciudad de México el 22 de septiembre de 2013, a los 90 años.

Parte de su infancia transcurrió en Bélgica donde su padre fue embajador. La muerte repentina de su progenitor motivó el regreso a Colombia sin haber  terminado los estudios secundarios. Pronto empezó a colaborar con algunas revistas literarias, trabajó en diversos oficios y publicó su primer libro de poemas La balanza (1947) en colaboración con Carlos Patino.  En 1953 apareció por primera vez su personaje Maqroll  el Gaviero en el poemario  Los elementos del desastre, personaje que se repite a lo largo de toda su obra .

Conoció el exilio y la cárcel. Escribió el Diario de Lecumberri  (1960) durante su permanencia en la prisión mexicana del mismo nombre. La novela gótica  La mansión de Araucaíma (1973) impresionó al cineasta Buñuel,  proyectando el rodaje de una película aunque nunca llegó a realizarse  Ya radicado en México se dedicó por completo al ejercicio literario desde 1986,  publicando una importante obra de narrativa  como la trilogía  compuesta por La nieve del almirante (1986),  IIona llega con la lluvia (1988) y Un bel morir (1989),
Las narraciones sobre Maqroll las agrupó en 1993 en dos volúmenes, que se editaron con el título de Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero. Los poemas sobre el mismo personaje, escritos desde 1948 a 1970, los recogió en Summa de Maqroll el Gaviero Este Maqroll, según apuntan los estudiosos de su obra, “ parece un personaje arrancado de Joseph Conrad o de Herman Melville y es un álter ego de Mutis, un marino peculiar, de una gran profundidad humana y espíritu refinado y aristocrático , aunque la fortuna económica no le acompañe nunca”
Utilizó un lenguaje discursivo, repleto de imágenes y sugerencias que trascienden la realidad  presentando  un mundo desolado en permanente descomposición donde “cada  poema es un pájaro que huye / del sitio señalado por la plaga ... y lleva un traje de muerte y es cotidiano sudario del poeta. Concibe  al poeta que como ciego centinela que grita en la noche su desventura.  Compara a cada poema   con “el ávido anzuelo que recorre / el limo blando de las sepulturas” O “con el lento  naufragio del deseo / como crujir de mástiles y jarcias / que sostienen el peso de la vida” A  veces,  como materia evanescente , es agua de sueño, fuente de ceniza, piedra porosa de los mataderos, madera en sombra de las siemprevivas, aceite funeral, que esparce sobre el mundo el agrio cereal de la agonía.

Entre los galardones obtenidos se destacan el Premio Nacional de Letras de Colombia en 1974,  el Premio de la Crítica de Los Abriles de México en 1985, el Premio Médicis Étranger de  Francia en 1989, la Orden de las Artes y de las Letras de Francia, el Águila Azteca de México, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio de España, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997, el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Cervantes de Literatura en el año 2001.