domingo, 22 de septiembre de 2013

Tres poemas de Juan Luis Panero


A LA MAÑANA SIGUIENTE CESARE PAVESE NO PIDIÓ EL DESAYUNO

Solo bajó del tren,
atravesó solo la ciudad desierta,
solo entró en el hotel vacío,
abrió su solitaria habitación
y escuchó con asombro el silencio.
Dicen que descolgó el teléfono
para llamar a alguien,
pero es falso, completamente falso.
No había nadie a quien llamar,
nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.
Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,
y esperó la llegada del sueño.
Con cierto miedo a su valor
-por vez primera había afirmado su existencia-
tal vez curioso, con cansado gesto,
sintió el peso de sus párpados caer.
Horas después -una extraña sonrisa dibujaba sus labios-
se anunció a sí mismo, tercamente,
la única certidumbre que al fin había adquirido:
jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel.
"Los trucos de la muerte" 1975
                                                                      Juan Luis Panero (1942-2013)





SÓLO SON TUYAS -DE VERDAD- LA MEMORIA Y LA MUERTE...


Sólo son tuyas -de verdad- la memoria y la muerte,
la memoria que borra y desfigura
y la sombra de la muerte que aguarda.
Sólo fantasmales recuerdos y la nada
se reparten tu herencia sin destino.
Después de sucios tratos y mentiras,
de gestos a destiempo y de palabras
-irreales palabras ilusorias-,
sólo un testamento de ceniza
que el viento mueve, esparce y desordena.


                                                 Juan Luis Panero (1942-2013)
             
              



 Y DE PRONTO ANOCHECE
                                                            Ed é subito sera
                                                              Salvatore Quasimodo
Vivir es ver morir, envejecer es eso,
empalagoso, terco olor de muerte,
mientras repites, inútilmente, unas palabras,
cáscaras secas, cristal quebrado.
Ver morir a los otros, a aquellos,
pocos. que de verdad quisiste,
derrumbados, deshechos, como el final de este cigarrillo,
rostros y gestos, imágenes quemadas. arrugado papel.
Y verte morir a ti también,
removiendo frías cenizas, borrados perfiles,
disformes sueños, turbia memoria.
Vivir es ver morir y es frágil la materia
y todo se sabía y no había engaño,
pero carne y sangre, misterioso fluir,
quieren perseverar, afirmar lo imposible.
Copa vacía, tembloroso pulso, cenicero sucio,
en la luz nublada del atardecer.
Vivir es ver morir, nada se aprende,
todo es un despiadado sentimiento,
años, palabras, pieles, desgarrada ternura,
calor helado de la muerte.
Vivir es ver morir, nada nos protege,
nada tuvo su ayer, nada su mañana,
y de pronto anochece.


"Antes de que llegue la noche" 1985
                                                         
                                                            Juan Luis Panero






 
Juan Luis PaneroFoto: Santi Cogolludo de El Mundo

 

                                                

Ante el reciente fallecimiento de Juan Luis Panero, he seleccionado tres poemas que nos dan una idea aproximada de su estilo. 

Entroncado familiarmente con la vida y el oficio literario, había nacido en Madrid en 1942. Hijo del poeta Leopoldo Panero y de la escritora Felicidad Blanc  y hermano, a su vez, de los poetas Leopoldo y Michi Panero -el más joven de los hermanos ya fallecido en 2004, a los 53 años- , creció en el seno de una familia acomodada recibiendo una esmerada educación inicial en El Escorial y luego en Londres. Su espíritu rebelde y viajero lo llevó a viajar por diferentes países de América,  donde pudo conocer a grandes escritores como Octavio Paz, Jorge Luis Borges y Juan Rulfo, entre otros.  

Como editor preparó antologías de las obras de su padre  -Leopoldo Panero- de Pablo Neruda y de Octavio Paz, además realizó las selecciones reunidas en Poesía colombiana (1880-1980) y Poesía mejicana contemporánea.
 
Aunque miembro de la generacion del 68, mantuvo contacto con las corrientes poéticas de la generación de los 50, especialmente con la poesía de la experiencia de Francisco Brines y Jaime Gil de Biedma . 

Asimismo hay claras referencias a la obra de Pavese, Cernuda, Cavafis, con marcado acento prosaico y acusada ironía. 


El tono culturalista se manifiesta recreando e imaginando experiencias de personajes ajenos. Su carrera poética se inició en 1968 con la publicación del libro A través del tiempo, al que siguieron, Los trucos de la muerte en 1975, Desapariciones y fracasos en 1978, Juegos para aplazar la muerte en 1984. Antes que llegue la noche en 1985, por el que obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona. En 1988 con Galerías y fantasmas, el Premio Internacional de Poesía de la fundación Loewe. Sin rumbo cierto. Memorias conversadas con Fernando Valls, XII Premio Comillas de Biografía, Autobiografía y Memorias y  con «Enigmas y despedidas» publicado en 1999, volvió a la sencillez de sus primeros poemas, abandonando la ironía y el sarcasmo de anteriores libros para entregarse a una serena meditación sobre la muerte. 

En 1975 junto a su madre y hermanos intervino en la película El desencanto de Jaime Chávarri y veinte años más tarde, en 1995, se estrenaría en Madrid  Después de tantos años  de Ricardo Franco, ambas  sobre la vida de los Panero.

martes, 10 de septiembre de 2013

Vacaciones solidarias


El txoko de Marian Ibáñez Latasa

Deportista, responsable, muy activa y solidaria, esta joven de 29 años licenciada en Periodismo en la Universidad de Navarra, acaba de regresar de Marruecos, destino de sus vacaciones como cooperante en un campo de trabajo en el extrarradio de Tetuán.

¿Recuerdas cuál fue tu primer viaje?
El destino exacto no sé cuál fue. Recuerdo que solía veranear con la familia en Hondarribia y también me vienen a la mente algunas escapaditas breves a La Rioja o País Vasco. El primer viaje más largo sería algún campamento del colegio. No se me va a olvidar nunca la primera vez que me monté en avión con 16 años para ir a Mallorca de viaje de estudios. Pasé muchos nervios y llegó un momento que no sabía si estaba volando o no…

¿Qué partes del mundo conoces?
Italia (Florencia, Toscana, Asís, Roma y Pisa), Inglaterra (Bristol y Londres), Marruecos (Tánger, Assilah, Chefchauen y Tetuán), Portugal (Coimbra, Cascais, Fátima, Lisboa y Estoril), el sur de Francia y también me he movido dentro del país. Al viaje que más aprecio le tengo dentro de la península es al Camino de Santiago en su variante francesa y no descarto enfundarme el atuendo peregrino otra vez. Luego hago bastantes escapaditas más breves. Sin embargo, todavía hay muchos lugares que recorrer.

Muchos viajes son por ocio… Sin embargo, a Tetuán con los Misioneros de África acudiste para ayudar en un campo de trabajo solidario, ¿qué te motivó a ello?
Mi primera toma de contacto con este tipo de evento fue un anuncio del periódico que vi junto a mi madre. Luego la gota que colmó el vaso fue enterarme que una de las personas que organizaba el viaje era Maite Oyartzun, una profesora que nos impartió clases de euskara en Aoiz. El mundo es un pañuelo. La verdad que los campos de misión me llaman la atención desde bien pequeña y este año tuve la oportunidad de vivir un verano diferente y me animé a ello. Además, la experiencia no me defraudó y tengo un recuerdo muy grato de mi paso por Tetuán.



¿En qué consistió vuestra estancia en Tetuán?
En principio podíamos elegir entre cuatro opciones. En primer lugar, en las colonias de un orfanato llamado LEN (La Esperanza de los Niños) cuyo eje primordial son niños en situación de dificultad. La segunda opción era la Asociación Nour (luz en árabe), una pequeña entidad sin ánimo de lucro dedicada a la atención integral de familias y personas afectadas de parálisis cerebral, especialmente en situaciones económicas desfavorecidas. Otra posibilidad fue el Centro ANJAL. Se trata de una sede de acogida y apoyo para niños de la calle. Por último y, como novedad, este año se extendieron las actividades con una nueva rama en la Asociación Manos Solidarias donde impartimos clases de español y formación con los niños y jóvenes del barrio tetuaní de Diza-Martil.


 ¿En cuál participaste? ¿Cómo describirías el día a día de tu ayuda?
En mi caso, no tenía preferencia por ninguno de ellos. Cualquiera sería bienvenido. De este modo, el azar me llevó al último. Impartimos clases de español en Martil, un barrio muy pobre de la ciudad. Teníamos un grupo de chavales de entre 8 y 22 años. En principio, pensamos en dividir la clase en dos, más o menos por edades, sin embargo, viendo la recepción tan positiva del conjunto, impartimos los mismos contenidos a todos, sin hacer distinciones. Fue una gozada, ninguno puso pegas ante las actividades propuestas. Y lo más importante, además de aprender, lo pasaban en grande y acudían a su cita diaria sin pereza.
  
Es algo muy gratificante, ¿verdad?
Sí, ha sido una experiencia muy bonita. Lo que me llamó la atención son las muestras de agradecimiento. Hay un detalle en ellos cuando te saludan dándote la mano. Si llevan la mano al corazón después del apretón, es señal de cariño y sinceridad en el saludo. Es cierto y lo pude comprobar de primera mano. En 15 días tampoco puedes realizar milagros, nosotros estamos de paso y ellos se quedan ahí. Me llevo un recuerdo precioso y con la sensación de haber puesto mi «granito de arena».

¿Recomendarías la experiencia?
Por supuesto. Si te gustaría hacer algo por los demás, sobre todo en un núcleo más desfavorecido, adelante. Por otro lado, sumergirte en otro país con una cultura, religión y costumbres diferentes sirve para quitarte prejuicios que muchas veces tenemos formados acerca de otras culturas. Eso sí, ante todo debe primar el respeto.

Además, bebes de otras gentes, cultura, costumbres…
Tratar con la gente es uno de los aspectos más enriquecedores. En el mundo marroquí, si les entras por el «buen ojo», te abren los brazos y su casa es la tuya. Son muy hospitalarios. Pudimos probar gastronomía típica como cuscús y el té está buenísimo y tiene un sabor muy intenso. Por otro lado, tratas con personas  interesantes que, aunque compartas unos minutos con ellas, sirven para construir el mosaico de tu vida. Pude conocer de primera mano la historia tetuaní, conversar con taxistas, vendedores de la medina (mercado) y aprender algunas palabras en árabe. Me quedé con pena de no haber accedido a una mezquita, pero, al ser su lugar de culto, está prohibida la entrada.

¿Pasaste miedo?
No. Recuerdo un momento en el que fui con dos amigas del grupo a la medina. Entramos en una tienda de alfombras y el dueño comenzó a llevarnos a la parte superior del edificio. La chica que iba en cabeza nos dijo que, mientras subíamos, nada bueno se le pasaba por la cabeza. Sin embargo, los dos señores nos mostraron un despliegue terrible de alfombras y colchas, incluso nos agasajaron con un té.

¿Con qué detalle te quedarías del viaje?
Me llevé una sensación muy positiva del grupo. Fui sin conocer a casi nadie y encontré gente muy sanota de distintos puntos del país. Enseguida hubo una conexión terrible y todos con un mismo objetivo: dispuestos a ayudar y hacer el bien a los demás. Recuerdo que el segundo día, volviendo de una excursión en autobús, el chófer puso la canción de «volare» y hubo un momento de locura conjunta donde todos bailamos y cantamos a pleno pulmón.

Seguro que hay mil anécdotas. ¿Alguna en especial?
Detalles hay muchísimos y de todos aprendes algo. Los primeros días tuvimos un encuentro multicultural donde participamos gente de todo el mundo. Cada uno aportó su mejor dote artística: poemas, bailes, testimonios de vida, canciones... Aprendimos una polka muy sencillita para la ocasión. Sin embargo, uno de los grupos, que actuó delante de nosotros, realizó exactamente el mismo baile. ¡Qué casualidad! Mira que hay bailes en el mundo… Fue muy divertido.

 ¿Cuál es tu próximo objetivo?
No tengo un destino concreto, pero hay que viajar y conocer mundo. Hay muchos sitios a los que ir. Ahora que soy joven, tengo ganas y puedo hacerlo, hay que aprovechar. Me gustaría conocer muchos enclaves de Europa y no descarto realizar un viaje más largo y cruzar el charco. Si puede ser otro tipo de voluntariado, mejor que mejor. ¿Por qué no?

¿Quieres destacar o agradecer algo?
Me gustaría agradecer a todas las personas que te vas cruzando en los caminos de la vida y te ayudan a plantearme muchas cosas y pararte a recapacitar. De todas ellas aprendes algo y te dejan huella. Una experiencia de este tipo sirve para abrir los ojos, exprimir todos los momentos del día a día y darnos cuenta que solo tenemos una vida y merece la pena vivirla bien. De este modo, «sumar te resta muy poco».

                                                                
                                                                                                      

Experiencia solidaria en Martil-Diza (Marruecos) contada por Marian Ibáñez


Cinco sentidos: gusto, tacto, oído, olfato y vista. En nuestra experiencia solidaria en Martil pudimos poner a prueba cada uno de ellos. Sin embargo, el olfato sobresale del resto. Martil es un barrio pobre y, en el enclave donde se localiza el centro en el que realizamos nuestra acción (Manos Solidarias), esa realidad es más acusada. De este modo, cada mañana cruzábamosuna charca con agua estancada; algo másparecido a un vertedero. Respirar con normalidad es una odisea. Incluso algunos lugareños también tapan su nariz al cruzar «aquel paraíso». 



No importa. Todos somos personas y aquí entra en   juego el tema de la dignidad humana. Diferencias  aparte, nosotros (Ana, Elena, Xabi y yo) llevamos a cabo nuestra labor solidaria. Cada día, Mohamed nos recibía con una sonrisa de oreja a oreja en el centro.
Bien es cierto que, los primeros días compartimos   cancha con el grupo de Oblatas. Así que, en la primera toma de contacto nos tocó observar. Mucho que observar y que aprender. Nos dejamos llevar de la mano para, poco a poco, poner nuestro granito de arena. 

Al principio, el grupo estaba formado por niños. Pero el tercer día, dos adolescentes saltaron al terreno de juego. ¡Qué disposición por aprender! Si hay que escribir, se escribe. Si hay que jugar, se juega. Si hay que cantar, se canta. Nadie ponía pegas ante las actividades propuestas.

                                                                    
 De esta manera, el cuarto día en Martil estudiamos las partes del cuerpo y, como colofón, todos jugamos a  «bomba». Así repasamos los números y, al mismo tiempo, nos divertimos. Mohamed reía a carcajadas.    El  último día  de la semana se unió un nuevo compañero adolescente.  Dedicamos la jornada a repasar lo hasta ahora aprendido y empezamos a codearnos con algunos alimentos. 





Cambio de chip. La segunda semana de trabajo tomamos el testigo de nuestros compañeros de Oblatas. La vida te da sorpresas y, en esta ocasión, el grupo de mayores amplió su número. Por ello, dividimos la clase para facilitar una enseñanza más personalizada y lúdica con juegos como el pictionary; el juego de parejas o hundir la flota. 

Como gesto bonito, cabe destacar la acción que realizó uno de nuestros «alumnos». En el regreso a Tetuán, conseguir un taxi se estaba convirtiendo en misión imposible. A pesar de ello, vimos la luz al final del túnel y prueba superada. Una vez dentro del coche, nuestro protagonista (con elquecompartimos viaje) tuvo el detalle de querer pagar la plaza de Aya (hija de Gimo). Un gesto precioso.

Después de la tormenta, siempre llega la calma. 
Así que, al día siguiente la clase transcurrió sin problemas: las acciones/verbos fue el eje de la explicación. Concluimos  con una partida al bingo y un taller de pulseras donde  los niños, y los no tanto, nos divertimos. 

¡Sorpresa, sorpresa! En el ecuador de la semana comenzaron a desfilar caras nuevas. Como todos los días, llevábamos nuestro planning. Sin embargo, este imprevisto nos pilló fuera de juego. Ante tal tesitura, la «cuadrilla» Martil pasó a la acción. Dividimos la clase en cuatro grupos y cada uno capitaneó a sus grumetes. La cuestión es que los niveles eran muy diferentes. Por eso nos adaptamos a las necesidades y los ritmos de aprendizaje.


Siguiendo por los mismos derroteros, el nuevo día trajo novedades. Xabi: baja. Un incómodo dolor de cabeza no le permitió desplazarse al centro. Para más inri, el virus, sin piedad, atacó a Ana en el mismo Martil. Ante este plantel, Elena y yo tuvimos un vis a vis con nuestras respectivas audiencias.

Todo principio tiene un final. El viernes llegó sin darnos cuenta. Un día de despedidas y para hacer una última radiografía en la sala de Manos Solidarias. Entonces faltó Ana, pero la tuvimos muy presente, sobre todo en el momento del taller de abalorios. Incluso ellos preguntaban por ella. Fue una mañana distendida donde los juegos y las carcajadas de los protagonistas rompieron el silencio.

Las despedidas no son fáciles. Pero es hora de partir. Nuestra pequeña aventura termina y ellos
se quedaron allí. Nos dejaron las puertas abiertas. Nos marchamos con la mochila cargada de gestos, miradas, sonrisas, ilusiones… ¿Qué más podemos pedir? Hasta pronto Manos Solidarias. 

Shukran!

Manos Solidarias
Martil-Tetuán                                 
Agosto de 2013
                                         

viernes, 30 de agosto de 2013

Un poema de Seamus Heaney


 MUERTE DE UN NATURALISTA      de Seamus Heaney     

 

Durante todo el año el dique de lino supuraba

en el corazón del pueblo; verde y de cabeza pesada

el lino se pudría allí, aplastado por enormes terruños.

A diario chorreaba bajo un sol de justicia.

Burbujas gorgojeaban con delicadeza, moscardones

tejían una fuerte gasa de sonido en tomo al olor.

Había también libélulas, mariposas con lunares,

pero lo mejor de todo era esa baba caliente y espesa

de huevos de rana que, a la sombra de las orillas,

crecía como agua coagulada. Aquí, cada primavera

yo llenaría los tarros de mermelada con gelatinosas

motas para poner en fila en el alféizar de la casa,

y en el colegio, sobre estantes, y esperaría y miraría

hasta que los puntos engordasen estallando en ágiles

renacuajos nadadores. La Señora Walls nos contaría cómo

a la rana padre se le llamaba rana toro

y cómo croaba y cómo la mamá rana

depositaba centenares de pequeños huevos y eso eran

babas de rana. También se podía predecir el tiempo por las ranas

pues eran amarillas al sol y marrones

bajo la lluvia.

Entonces, un caluroso día cuando los campos apestaban

a boñiga de vaca sobre la hierba, las airadas ranas

invadieron el dique de lino; yo atravesaba los marjales

agachado y al son de un áspero croar que no había oído

antes. El aire se espesó con un coro de bajos.

Justo al pie del dique ranas de gordas barrigas sé mantenían alertas

sobre terruños; sus nucas sueltas latían como velas. Algunas saltaban:

el slap y plop eran amenazas obscenas. Algunas se sentaron

dispuestas como granadas de barro, con sus calvas cabezas pedorreando.

Me sentí enfermo, di la vuelta y corrí. Los grandes reyes babosos

se reunían allí para vengarse y supe

que si metía mi mano las babas la agarrarían.

                                                                                   Seamus Heaney (1939-2013)   

De "Muerte de un naturalista" 1966





Seamus Heaney



El poema pertenece  Seamus Heaney poeta, dramaturgo y crítico literario irlandés, nacido en el Condado de  Derry, al  Norte de Irlanda el 13 abril 1939 y fallecido en Dublín a los 74 años el 30 de agosto de 2013

 Al terminar la escuela primaria en su ciudad natal, se trasladó a Belfast para ingresar en Queen's University donde concluyó su carrera universitaria, dedicándose luego a la enseñanza hasta 1972, año en el que decidió viajar a Dublin .  En el Carysfort College de Dublín impartió clases de literatura entre 1975 y 1980. 

 En 1984 obtuvo una cátedra  en la Universidad de Harvard, Massachusetts, y posteriormente, entre 1989 y 1994, fue catedrático de poesía en la Universidad de Oxford así conferenciante de prestigiosas instituciones culturales.

La poesía de Heaney, desde sus comienzos en Muerte de un naturalista (1966), está enmarcada  en los ambientes físicos y naturales de su infancia. Esos escenarios constituyen una búsqueda  de los mitos e historias que han contribuido a configurar la violenta situación política de Irlanda del Norte, sólo abordada  abiertamente en Norte (1975).

De su obra se destacan "Muerte de un naturalista" 1966, "Puerta a las tinieblas" 1969, "Huyendo del invierno" 1972, "Trabajo de campo" 1979, Isola stazione (1984), La linterna del espino (1987) —que contiene un soneto-secuencia de elegías a la muerte de su madre—"Viendo cosas" 1991 ), elegías a su padre, El nivel espiritual (1996, premio Whitbread), "Poesía reunida" 1998. Luz eléctrica (2001) y Seamus publicó en 2000 una traducción al inglés moderno del poema épico anglosajón Beowulf que se convirtió en un auténtico best seller en el Reino Unido y en Estados Unidos, y por la que recibió nuevamente el premio Whitbread. 
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1995.

También ha escrito diversos ensayos de crítica literaria: Preocupaciones (1980) y Gobierno de la lengua (1988).










jueves, 29 de agosto de 2013

Exposición Etnográfica

 

Transcurridos los cuarenta días de crowdfunding , el proyecto CATORCE LLAVES presentado por Manuel Cobos, no ha encontrado el apoyo suficiente. Y al no haber logrado el objetivo requerido, su realización queda aplazada.














Más de catorce llaves son las que he podido ver esta mañana en la exposición etnográfica que Ramón Leache Machinandearena muestra en la Casa de Cultura de Aoiz. y que permanecerá abierta hasta el día 6 de septiembre

En ella podemos encontrar herramientas de carpintería, aperos de labranza o diferentes útiles de uso doméstico, así como instrumentos de pesas y medidas , viejas radios -una de ellas  con gramola incluída- y hasta una antigua máquina fotográfica…

Estos materiales son fruto del amor a la tierra, de la huella que deja el hombre en su paso por la vida y que Ramón ha venido recopilando a lo largo de varios años, ayudado por su oficio de constructor y restaurador. Y forman parte de nuestro pasado más cercano, el de nuestros abuelos y abuelas.





 













viernes, 9 de agosto de 2013

viernes, 2 de agosto de 2013

Más sobre Catorce llaves

 


Sigue adelante la campaña de promoción del proyecto CATORCE LLAVES  iniciado por Manuel Cobos y ya reseñado en este blog el 14 de julio. Ayer realizó una nueva entrada  que me concierne personalmente al referirse a mi quehacer poético:
  
 

...la poesía de Mª Socorro Latasa Miranda nos sirve para entender la vida, para comprender la realidad y disfrutarla en toda su extensión. Vitalista, terapéutica, nos permite posicionarnos ante la belleza de las cosas en primer plano y, ante la pérdida de identidad que supone la globalización, resulta saludable y nos hace permanecer abiertos a todo lo que nos dignifica y nos hace más humanos.

  
En estas CATORCE LLAVES, le pongo música a su poema
" Rosas de mar y viento", un poema que nos conecta con la belleza de lo natural y con el mar, como paisaje para el autoconocimiento!!!


     ...y ya sabéis que podéis colaborar haciendo aportaciones para hacer realidad estas CATORCE LLAVES...mi nuevo disco-libro en el que pongo música a otros tantos poetas contemporáneos!!!...con tu colaboración, otra CULTURA es posible!!!...gracias a tod@s por difundirlo!!!...un abrazo grande!!!!

A continuación indico el enlace donde poder seguir todas las actualizaciones y comentarlas:

http://www.verkami.com/projects/6094-catorce-llaves-nuevo-discolibro-de-manuel-cobos