jueves, 29 de septiembre de 2016

Tres poemas de Blas de Otero


ÍMPETU

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

De "Ángel fieramente humano" 1950
                                                                    Blas de Otero







Volví la frente: Estabas. Estuviste
esperándome siempre.
Detrás de una palabra
maravillosa, siempre.

Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.

Volví a la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, amor, ya tarde y peligroso.)
y destejiendo nieve...

                       De Ancia (1958)
                                                        Blas de Otero



 PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Pido la paz y a palabra.
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
“silencio”,
“sombra”, “vacío”, etc.
Digo
“del hombre y su justicia”,
“océano pacifico”,
lo que me dejan.
                               Pido
la paz y la palabra

                   De Pido la paz y la palabra  (1955)

                                                           Blas de Otero


 
Blas de Otero
 

Blas de Otero (1916-1979), fue uno de los poetas más representativos e influyentes de la posguerra española.
Nació en Bilbao  el 15 de marzo de 1916. Estudió en los jesuitas y posteriormente se licenció en Derecho. A su primera obra, Cántico espiritual (1942), en la que se perciben influencias de san Juan de la Cruz y fray Luis de León, le seguirían: Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), que en 1958 se fusionan dando lugar a  Ancia, palabra formada por la primera sílaba de Ángel y la última de conciencia. Es como un grito de alerta en medio de la desolación de las guerras. Blas de Otero es uno de los poetas que con mayor lucidez expresa la preocupación existencial ante la desolación del mundo. A partir de entonces su poesía se hace social y cambia de registro abandonando la metafísica anterior. Así sus obras: Pido la paz y la palabra (1955); En castellano (1960), Con la inmensa mayoría (1960), Hacia la inmensa mayoría (1962), en respuesta a la propuesta de Juan Ramón Jiménez que decía escribir para la “inmensa minoría”. En su poesía adquiere gran valor la solidaridad humana. Otros títulos de estas características son Esto no es un libro (1963), Que trata de España (1964) y Expresión y reunión (1969 y 1981) etc.
Entre los premios  recibidos destacan el Boscán de Poesía en 1950, Premio de la Crítica en 1959 y el Fastenrath de la Real Academia en 1961.

Murió en Madrid el 29 de junio de 1979, a los 63 años.
La obra de Blas de Otero aunque no muy extensa se caracteriza por ser su intensidad lírica y compromiso social, siendo uno de los máximos exponentes de la literatura de posguerra




miércoles, 28 de septiembre de 2016

Recordando a Buero Vallejo



 

A punto de celebrarse el centenario del nacimiento del dramaturgo  Antonio Buero Vallejo ( 1916-2000) he seleccionado un fragmento de La señal que se espera, comedia dramática en tres actos estrenada la noche del 21 de mayo de 1952 en el Teatro Infanta Isabel de Madrid.
La escena se desarrolla en un pazo de Galicia donde veranean el matrimonio formado por Enrique y Susana. Con ellos se encuentra el músico Luis Bertol y Julián, viejo amigo que acaba de llegar.
El texto, perteneciente al primer acto, reproduce el diálogo que mantiene el anfitrión de la casa con el recién llegado. Enrique pregunta a Julián si conoce la historia de Bertol, quien tras permanecer un año en un sanatorio no ha vuelto a componer..



Antonio Buero Vallejo nació en Guadalajara el 29 de septiembre de 1916 donde cursó el bachillerato y en 1933 se trasladó a  Madrid para estudiar  pintura en la Escuela de Bellas Artes. La guerra civil interrumpió sus estudios y terminada la contienda fue condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena por cadena perpetua y estuvo en la cárcel casi siete años; allí coincidió con Miguel Hernández.
En 1949 obtuvo el premio Lope de Vega por su obra Historia de una escalera, a la que siguieron En la ardiente oscuridad (1950); El concierto de San Ovidio (1962); El tragaluz (1967); Diálogo secreto (1984); Lázaro en el laberinto (1986); Música cercana (1989), son algunos de los casi treinta títulos que conforman su obra.
En su extensa y variada producción hay algunos dramas históricos como: Un soñador para un pueblo, de 1958, basado en la vida de Esquilache; Las meninas, de 1960, presenta a Velázquez; El sueño de la razón, de 1970, recreando al pintor Goya; La detonación, de 1977, al escritor Mariano José de Larra. En 1971 fue elegido miembro de la Real Academia Española y en 1986 obtuvo el Premio Cervantes de Literatura.
Gravedad, rigor, dramatismo a la par que gran calidad literaria son características inherentes al conjunto de  su obra; donde a pesar del tono sombrío subyace la esperanza o eficacia en ciertos valores como el amor, la fe o confianza en el porvenir, la sinceridad….
Junto con Alfonso Sastre y Miguel Mihura contribuyó a la  renovación del teatro español de posguerra. 


lunes, 29 de agosto de 2016

Recordando a Jesús Górriz Lerga





 

El sábado 6 de agosto falleció en Pamplona el poeta Jesús Górriz Lerga (1932-2016), a los 84 años.
Miembro fundador de la revista Río Arga y de Medialuna Ediciones, cordial y afablemente, era él quien nos llamaba e invitaba a participar en aquellas  veladas poéticas del Café Vienés. Asiduo a presentaciones y encuentros literarios organizados por el Ateneo Navarro, escribió  varios libros de poesía, entre los cuales: Primera señal (1973) donde invoca  los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra y marcan la estructura del poemario;  La vidriera (1991) formada por toda la gama de colores que irisan el arco; Memorial del gozo (1994) constituído por una colección de villancicos navideños;  Sobre Así y todo (2001),  acertadamente señalaba Tomás Yerro, se da la antítesis entre realidad y deseo en el trasfondo de muchos textos y en la sustancia misma de toda su poesía. Con La luz del águila (2004) sobrevuela  pueblos, ríos y valles de la geografía navarra;  Otros títulos como Envido más y Orbitario -incluídos ambos junto a los anteriores en su Obra poética (1950-2006) publicada en 2006 y donde se hallan recopilados sus poemas publicados en Río Arga y Traslapuente, además de sonetos inéditos hasta entonces y otros textos como baladas y canciones.



sábado, 30 de julio de 2016

Tres poemas de María de Beneyto

 






María de Beneyto





TIERRA VIVA


Con gérmenes de vidas,
con residuos,
con fragmentos de muertes,
vivo.
He nacido de un día
en que el sol incendiaba
la clara primavera.
Con las lilas, las ramas,
con las tiernas
bestezuelas hinchadas de alegría.
De un calor y de un limo.
De un varón y una hembra.
Yo, súbita alimaña de la luz.
Yo, súbito pedazo de la tierra.
(Tierra mágica, tierra interminable,
tierra de signos, honda.
Tierra nueva.)
Mixta yo de raíces
y de voces aéreas,
y de resurrecciones,
y de fieras, remotas
inocencias telúricas...
     Me afirmo vertical
en el aire purísimo,
compacta tolvanera
de la tierra más áspera,
hoy que trae la lluvia
sus ángeles disueltos
para podar extensas llamaradas.
Yo soy del fresco mundo
recién creado, tierra.
Tierra con gozo y con orgullo.
Viva.

                                  De "Tierra viva" 1956         
                              María de Beneyto
                                      

AMIGO ÍNTIMO


Y, con todo, ya veis, no tengo miedo.
Lo tuve, sí, lo tuve cuando era
la luna un círculo de luz helada,
el agua una llamada irresistible,
los árboles un grito monstruoso
de la tierra, y mis manos un extraño
temblor. Hoy no. Estoy libre, estoy atenta
a mis propias pisadas, que no evitan
tropezar con los huesos esparcidos
de la desolación que me rodea.
Estoy casi contenta de irme lejos,
acarreo abundancias abusivas,
enseres inservibles, semilleros
que tienen que brotar por el camino...
El miedo era un hermano muy pequeño
que había que cuidar de que pudiera
caerse y añadirse hasta volverse
un pánico feroz, era una leve
suavísima ternura, tan querida,
que había que cubrir hasta asfixiarla
para que no creciese más. (Su muerte
se duerme aquí en la mía de algún modo).
No tengo miedo, y por lograr ahora
la paz, me voy sin él. (Dadle una tierra
benigna a su cadáver, casi el mío).

Ya veis, por no tener, ya ni siquiera

tengo a mi amor de siempre, al pobre miedo
que tan fiel compañía dio a mi vida.

                                   De Casi un poco de nada 2000
                                   María de Beneyto






TÚ Y LAS LENTEJAS

Las guisabas con mimo, las amabas,
porque tenían que ponernos fuerza
en la sangre. Su hierro lo querías
para así apuntalarnos y que entonces
pudiéramos erguir algo de vida.

Hasta laurel llevabas, todo aroma,
a la gran reunión, a la asamblea.
El fuego, buen amigo de tus manos,
obediente y pequeño, le embestía
a tu otra amiga, su enemiga, el agua.

Era tu guerra chica interminable
en el frente que urdías con el rito
diario, de enfrentar dos elementos
a combatir furiosos por nosotros.
Era aquella tu España diminuta.

Las lentejas cocían tu esperanza,
nuestro futuro tierno, nuestra historia.
Erguían estatura al aire, daban
voracidad de dientes, daban rabia
de paladar y alegría de estar vivos.

Lentejas con laurel y lo que hubiera.
Crecíamos. El humo y el aroma
venían de tus manos, hueso ahora,
madres del hueso articulado mío.

                            De Biografía breve del silencio 1975
                            María de Beneyto






María Beneyto, destacada representante de la poesía de la posguerra española, nació en Valencia el 14 de mayo de 1925.

Sus poemarios de carácter social despuntaron bajo los títulos de Eva en el tiempo 1952, Criatura múltiple1953, Poemas de la ciudad 1953, Tierra viva 1956, y Vida anterior 1962. Fue seleccionada en la antología de Leopoldo de Luis de 1965.   Posteriormente aparecieron El agua que rodea la isla en 1974 y Biografía breve del silencio 1975,  tras los cuales  permaneció sin publicar durante veinte años, reapareciendo en el panorama literario  con títulos como Nocturnidad y alevosía 1993, Hojas para algún día de noviembre 1993, Para desconocer la primavera 1994, El mar, desde la playa 1999, Casi un poco de nada 2000, y Eva en el laberinto en 2006.

Entre los galardones obtenidos destacan: el Premio Boscán en 1953, accésit al Adonáis en 1955, Ciudad de Barcelona en 1956, Calvina Tezaroli de Italia en 1956, Valencianas en 1992 y  Nacional de la Crítica en catalán 2003.

Falleció  en su ciudad natal el 15 de marzo de 2011, a los 85 años.