lunes, 14 de julio de 2014

De "Esculturas para un paisaje interior"


Esculturas para un paisaje interior es uno de los diez poemarios de Damián Iribarren  (1927-2000) que incluí en la edición de Desde la luz y el tiempo (2005). Escrito en San Sebastián se halla constituido por 36 poemas, 33 de los cuales versan sobre obras escultóricas de Chillida, Jorge Oteiza, Néstor Basterretxea y  Antonio Oteiza.

Los  poemas dedicados a Néstor Basterretxea (1924-2014) quedan resueltos en sobria arquitectura de equilibrios / para acuñar el tiempo de la vida.  Y estelas funerarias (Hilarri ), que hacen de la luz motivo y tema. También  la flor de luz (eguzki - lore) lleva consigo reminiscencias de elemento protector que solía clavarse en la puerta de los caseríos para evitar las adversidades y ahuyentar espíritus malignos, sin olvidar la evocación a la abuela luna (illargi amandre) y su primer fantasma surgiendo “entre aguas de robles mutilados / sobre ríos de nieblas amarillas / dibujando el portal del caserío.” O el arco iris (ostadar)  donde todo es paisaje y dulce encuentro entre el sol y la tierra.










OSTADAR
EGUZKI LORE








ILARGI AMANDRE
HILARRI






 











BIGARREN HILARRI (*)

                                                         

Donde la luz se rompe
empieza el fuego y la armonía
de todos los colores y recuerdos.

Hacer del tiempo pensamiento
es recordar y dar olvido
a todas las angustias que la muerte
compuso en negra melodía.

Ahora queda el recuerdo
para escribirlo en páginas perennes
en limpia ortografía
de planos y vértices.

Memoria ya se acerca y queda firme
en sobria arquitectura de equilibrios
para acuñar el tiempo de la vida
que muerte dejó libre.

Sobre la faz serena
la luz está rompiendo en armonías
donde sólo el recuerdo es la esperanza.



                                   P. Damián Iribarren (1927-2000)




(*)Bigarren Hillarri = Segunda estela funeraria





OSTADAR (*)



Todo es paisaje y dulce encuentro.
Abierta la ventana y libre el aire
pájaros trazan vuelos curvos
dudando entre la luz y el árbol.

Nubes tiemblan mirando cómo el bosque
sus troncos firmes presta
guardando la armonía del paisaje.

Extraños equilibrios reverdecen.
La tierra se ha parado. El sol despunta.
Y en abrazo de luz,
mítico dios que el mundo redimiera,
cielo y tierra se ha dormido
para engendrar los sueños del deseo.



                                          P. Damián Iribarren (1927-2000)




(*)Ostadar = Arco iris            



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