viernes, 29 de agosto de 2014

Tres poemas de Juan Ramón Jiménez

 

JARDÍN

Yo no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.

El río se lleva, mientras,
la realidad de esta tarde,
a mares sin esperanza.

Miro al oriente, al poniente,
miro al sur y miro al norte.

Toda la verdad dorada
que cercaba al alma mía,
cual con un cielo completo,
se cae, partida y falsa.

Y no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.

                       De "Estío"                     Juan Ramón Jiménez





TE DESHOJÉ COMO UNA ROSA...



Te deshojé como una rosa,
para verte tu alma,
y no la vi.

Mas todo en torno
-horizontes de tierra y de mares-,
todo, hasta el infinito,
se colmó de una esencia
inmensa y viva.
                                                  De Diario de un poeta recién casado           


                                                                         Juan Ramón Jiménez




Y YO ME IRÉ. Y SE QUEDARÁN LOS PÁJAROS... /
 EL VIAJE DEFINITIVO



Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando. 

                                De Poemas agrestes   Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881. Abandonó sus estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla para dedicarse a la pintura, pero definitivamente orientó sus pasos hacia la literatura. En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de poemas Ninfeas (impreso en tinta verde) y Almas de violeta (en tinta violeta). Desde Madrid  viajaría a Francia y a Estados Unidos. En 1916, en Nueva York, contrajo matrimonio con la escritora y traductora Zenobia Camprubí (1887-1956) y al iniciarse la guerra civil, vivirían sucesivamente en Estados Unidos, Argentina, Cuba y Puerto Rico. Murió en San Juan de Puerto Rico en 1958, dos años después que su esposa Zenobia y de que   le concedieran el Premio Nobel de Literatura.

Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) son de inspiración modernista con poemas muy elaborados dotados de musicalidad y cromatismo.
Baladas de Primavera (1910) o La soledad sonora (1911) suponen una apertura hacia nuevos ritmos. Van desapareciendo los elementos modernistas para dar paso a un estilo sobrio y desnudo que revela mayor esfuerzo intelectual. Ahora la realidad externa –árbol, luz, pájaro, agua..._ existirá como mera imagen del mundo interior del poeta.
Diario de un poeta recién casado (1917) fue escrito durante su viaje a Estados Unidos, cuando se casó con Zenobia. Contiene ritmos inspirados por el movimiento de las olas, combina el verso libre con prosas. “Oh mar, mar verdadero;/ por ti es por donde voy-gracias, alma!- al amor!
En ti estás todo, mar, y sin embargo/ ¡qué sin ti estás, qué solo/ qué lejos, siempre, de ti mismo!” leemos en el poema “Soledad” que finaliza con una exclamación: “¡Qué plenitud de soledad, mar sólo! “
Siguen otros libros:  Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919) y uno de los puntos más altos de su poesía, Estación total, un libro escrito entre 1923 y 1936, aunque no llegó a publicarse hasta 1946. La identificación del poeta con la belleza, con la plenitud de lo real, con el mundo, es casi absoluta. La palabra aúna abstracción y realidad, y el poeta se hace “poeta total”, ejemplo de fusión entre el sujeto y el universo, sin que ello implique abandonar la singularidad de la propia voz.
Sus  escritos en prosa reunidos en Españoles de tres mundos (1942) empezaron a publicarse en diarios y revistas antes de su exilio. Otro libro suyo escrito en prosa poética —y al que le debe gran parte de su fama universal— es Platero y yo (1914)
En Animal de fondo construye el símbolo con un lenguaje próximo a una religiosidad inmanente y panteísta. La poesía antes que palabra es conciencia; inteligencia que permite al poeta nombrar. El tiempo acaba fundiéndose con el espacio. El poeta simbolista y romántico, metafísico después y puro —que configuran al Juan Ramón Jiménez más hondo e intenso—, se revela finalmente como un visionario y metafísico que mantiene una alta tensión poética a partir de iluminaciones nacidas en lo profundo de su sensibilidad.

miércoles, 27 de agosto de 2014


Los intereses creados de Jacinto Benavente


Es una farsa guiñolesca, de asunto disparatado, sin realidad alguna. Pronto veréis cómo cuanto en ella sucede no pudo suceder nunca, que sus personajes no son ni semejan hombres y mujeres, sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos, visibles a poca luz y al más corto de vista. Son las mismas grotescas máscaras de aquella comedia de Arte italiano, no tan regocijadas como solían, porque han meditado mucho en  tanto tiempo. Bien conoce el autor que tan primitivo espectáculo no es el más digno de un culto auditorio de estos tiempos; así,  de vuestra cultura tanto como de vuestra bondad se ampara. El autor sólo pide que aniñéis cuanto sea posible vuestro espíritu. El mundo está ya viejo y chochea; el Arte no se resigna a envejecer, y por parecer niño finge balbuceos...Y he aquí cómo estos viejos polichinelas pretenden hoy divertiros con sus niñerías.  
  
                                            Fragmento del prólogo de Los intereses creados
                                                       Autor: Jacinto Benavente (1866-1954)




Otro de los autores que gozó de fama y reconocimiento fue Benavente. Renovó el teatro que siguió al Romanticismo sustituyendo el tono grandilocuente, efectista  y excesivo de Echegaray   por un tono más comedido y equilibrado.
Así en Los intereses creados sirviéndose de unos personajes de ligera apariencia  como pueden ser los muñecos y polichinelas, logró desarrollar un tema importante: Para crear afectos en la vida, lo mejor es empezar por crear intereses.  

En clave de farsa con  esta obra criticó el materialismo, la pasión por el dinero de la sociedad burguesa de su tiempo, la preocupación por lo concreto.
 Hay  una mezcla de idealismo y sátira social, prefiriendo  el ingenio y la ironía a lo estrictamente ideológico y trascendente.

A diferencia de Los intereses creados (1907), Señora ama (1908) fue presentada como una comedia desarrollada  en tres actos. De ambiente rural,  la acción se situaba en un pueblo de Castilla la Nueva. En ella adquieren especial protagonismo las mujeres y se pone de relieve las costumbres y el comportamiento - a veces abusivo y licencioso- de los hombres.

La transcripción del habla “popular” si bien pudo dotar de naturalidad  la representación escénica, distorsiona la función expresiva.


 


Jacinto Benavente





Jacinto Benavente (1866-1954), había nacido en Madrid. Hijo de un médico pediatra  cursó estudios de Derecho en la Universidad Central de Madrid hasta la muerte de su padre en 1885,  encaminando  definitivamente sus pasos hacia la literatura.
En su larga y prolífica trayectoria compuesta por más de 160 obras  cultivó todos los géneros: tragedia, drama, comedia, sainete. Retrató todos los ambientes del medio rural y urbano, aristocrático y plebeyo.
Además, a  su extensa bibliografía habría que añadir otros títulos como : Versos (1843), Cartas de mujeres (1893-1902), De sobremesa (1910) donde reunió  en varios volúmenes artículos, discursos, conferencias. Dirigió la revista  Vida Literaria  y colaboró en El Imparcial.
En 1912 ingresó en la Real Academia Española
En 1922 , en el viaje hacia América como director de una compañía de teatro, se enteró de la concesión del Premio Nobel de Literatura.
















lunes, 18 de agosto de 2014

Soneto de Echegaray




En el soneto que precede José Echegaray dejó cifrada su poética dramática caracterizada fundamentalmente por su excesiva carga retórica y su compleja trama argumental.
Una de sus obras más emblemáticas, El gran Galeoto, presenta el conflicto provocado en un matrimonio ( Julián y Teodora) por causa de las murmuraciones dado que con ellos vive el joven Ernesto, protegido del marido, y del que suponen mantiene relaciones con Teodora. Para defender el honor hay un duelo del que resulta herido Julián y por una serie de fatídicas coincidencias su mujer aparece como culpable, muriendo el marido con la duda sin resolver. Ernesto se lleva entonces a Teodora, advirtiendo:

Mas si alguien os pregunta quién ha sido
de esta infamia el infame medianero
respondedle: Tú mismo y lo ignorabas,
y contigo las lenguas de los necios.

Moraleja contra los que difunden rumores y propagan bulos, sin tener en cuenta el daño que producen

José Echegaray y Eizaguirre (1832-1916) fue profesor de matemáticas y física en la Escuela de Ingenieros de Madrid . Durante el sexenio revolucionario ( 1868 - 1874) fue ministro de Comercio, Educación y Economía en diversos gabinetes del gobierno español. En 1905 volvió a ocupar el cargo de ministro de Economía. Empezó a escribir sus obras en 1874 y produjo más de sesenta dramas en prosa y. En sus obras posteriores se deja sentir la influencia de Henrik Ibsen. En 1904 Echegaray compartió el Premio Nobel de Literatura con el poeta provenzal Frédéric Mistral. Entre sus obras destacan Locura o Santidad (1876), El gran galeoto (1881; 1908) y El hijo de Don Juan (1892).




jueves, 31 de julio de 2014

TRES POEMAS DE WISLAWA SZYMBORSKA

WISLAWA SZYMBORSKA
 

Wislawa Szymborska (1923- 2012)

Poeta y ensayista polaca nacida en Kórnik, Poznan, en 1923 y fallecida en Cracovia el 1 de febrero de 2012, a los 88 años. Cracovia  fue la ciudad donde vivió desde que su familia se trasladó allí en 1931 y donde estudió Literatura Polaca y Sociología en la Universidad Jagiellonian, dedicándose desde entonces al ejercicio literario.
Con su primera publicación "Busco la palabra" en 1945, seguida de "Por eso vivimos" en 1952 y "Preguntas planteadas a una misma" en 1954, adquirió cierta relevancia siguiendo una línea historicista, acorde con el realismo socialista y tal vez fruto de su admiración por el poeta ruso Vladímir Maiakovski y del rechazo a los horrores de la ocupación nazi en Polonia.
A partir de 1956, Szymborska optó por una reflexión personal e intimista. En esta línea escribe Llamada a Yeti (1957) que es un ajuste de cuentas con su propio dogmatismo anterior. La crítica vio en el Yeti (abominable hombre de las nieves) a Stalin. Le siguieron  Sal (1962), en la que se plantea la vida humana como parte de todo un proceso universal, escrita con  fino humor y sobriedad; y después Cien consuelos (1967) y El gran número (1976), en los que ya aparece perfilado su estilo intimista, irónico, paisajístico y existencialista.
Otros libros: Hombres en el puente (1986) "Fin y principio" en 1993 y "De la muerte sin exagerar" en 1996, completan el resto de su obra caracterizada por la duda metódica que impregna sus composiciones, dotadas de una intencionalidad ética.
Entre importantes galardones destaca el Premio Nobel de Literatura en 1996
 


UTOPÍA


La isla donde todo tiene explicación.

Aquí se alegan pruebas irrebatibles.

Sólo hay vías de acceso.

Los matojos ceden bajo el peso de las respuestas.

Crece aquí el árbol de la Hipótesis Válida
Con su  desde siempre desenmarañadas ramas.

Junto al manantial de Así son las Cosas
Se eleva luminoso el árbol de la Comprensión.

Cuanto más te adentras en el bosque, más vasto se abre
El Valle de la Evidencia.

Si alguna duda subsiste, la disipa el viento.

El eco toma la palabra sin ser llamado
Y solícito descifra los arcanos de los mundos.

A la derecha, una gruta donde yace el Significado.

A la izquierda, el lago de las Convicciones Profundas.
Del fondo, emerge, ingrávida, a la superficie la verdad.

La Seguridad Inquebrantable  domina el valle.
Desde su cima se contempla la Esencia de las Cosas.


Pese a tanto deleite, la isla está siempre desierta
y las huellas de pasos que surcan la orilla
se dirigen sin excepción al mar.

Como si lo propio del lugar fuera partir
Y para no volver sumergirse en la vorágine.

En la vida inconcebible
                                                                De El gran número
                                                                      Wislawa Szymborska (1923-2012 )







 FIN Y PRINCIPIO


Después de cada guerra
alguien tiene que hacer la limpieza.
Un mínimo de orden
no se hará solo.

Alguien tiene que apartar los escombros
de los caminos
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien tiene que hundirse
en el fango y en  las ceniza,
en los muelles de los sofás,
las esquirlas de vidrio
y los trapos ensangrentados.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar la pared,
alguien debe poner cristales  en las ventanas
y colocar la puerta en sus goznes.

Es una labor nada  fotogénica
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

Otra vez puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas se deshilacharán
de tanto arremangarse.
Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo era todo.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero pronto, muy cerca,
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Quienes saben
la trama de la historia
tienen que ceder
a quienes apenas a conocen.
Y menos que apenas.
E incluso casi nada.

En la hierba que ha crecido
sobre causas y consecuencias
alguien debe tumbarse,
con una espiga entre los dientes,
para contemplar  las nubes.


Autora:  Wislawa Szymborska (1923- 2012) De Fin y principio 1993




LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.

Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

                                                         Wislawa Szymborska (1923- 2012)