Contraportada de Cien años de soledad |
Cuando
se suceden por doquier los artículos, reportajes, entrevistas,
lecturas continuadas, con motivo del reciente fallecimiento de
Gabriel García Márquez ( 1927- 2014) acaecido en México, a los 87
años, elijo el primer libro que leí del autor:
Cien años de soledad, siendo
la obra que consagró a García
Márquez como el mejor exponente del realismo mágico y uno de los
más grandes escritores del siglo XX.
Con este libro culminó la historia de la aldea de Macondo y de
sus fundadores, la familia Buendía. En el fragmento seleccionado,
García Márquez presenta al matrimonio formado por Úrsula Iguarán
y José Arcadio Buendía, primos entre sí, y la llegada a Macondo
del gitano Melquíades con su carpa, portador de toda suerte de
artilugios.
Gabriel
García Márquez había nacido en Aracataca
(Colombia) el 6 de marzo de 1927 y allí permaneció en casa de sus
abuelos maternos hasta los ocho años. Cursó la enseñanza
secundaria en Barranquilla y Bogotá donde se inició en el terreno
del periodismo y se matriculó en derecho en la Universidad
Nacional de Colombia . A mediados de la década de 1940 comenzó a
publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y
crónicas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El
Universal,
periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952, en El
Heraldo
de Barranquilla, y a partir de 1952, en El
Espectador
de Bogotá. En 1958 contrajo matrimonio con Mercedes Barcha. Un año
más tarde, en 1959, nacería el primer hijo: Rodrigo, cineasta.
Entre 1959 y 1961 fue representante de la agencia cubana de noticias
La
Prensa
en Bogotá, La Habana y Nueva York. Debido a sus ideas políticas
hubo de pasar las décadas de 1960 y 1970 en exilio en México donde
nacería su segundo hijo: Gonzalo, diseñador gráfico. Y ha sido en
Ciudad de México donde ha fallecido el 17 de abril de 2014, a los 87
años.
Sus
primeras novelas reflejan el ambiente de violencia e intolerancia que
Colombia vivía en el momento en que las escribió: La
hojarasca
(1955), El
coronel no tiene quien le escriba
(1961) y Los
funerales de la Mamá Grande
(1962). En estas obras ya se percibe una evolución estilística que
va desde la prosa barroca y elaborada de La
hojarasca
y de algunos de los cuentos de Los
funerales de la Mamá Grande,
hasta el laconismo y la frase desnuda —al estilo de Graham Greene o
de Hemingway— de otros relatos del mismo libro y de El
coronel no tiene quien le escriba,
una dramática historia en la que ya aparecen algunos de los
personajes que intervendrán en su obra más conocida: Cien
años de soledad.
Cien años de soledad (1967),
escrita durante su exilio en México, narra en tono épico la
historia de Macondo, pueblo que acaba sepultado y destruido por las
guerras y el progreso, y la de sus fundadores, la familia Buendía,
las diversas generaciones que se sucenden en un periodo de cien años
, siguiendo una estructura circular. El nombre de Macondo era el de
una hacienda próxima a Aracataca, que García Márquez convirtió en
uno de los referentes geográficos literarios más inolvidables, como
el escritor estadounidense Faulkner había hecho con su condado de
Yoknapatawpha (Mississippi).
Al
parecer, el mundo mágico de García Márquez proviene de las
leyendas y relatos fantásticos que leyó y escuchó en su infancia
referidas por sus abuelos maternos y que le permitieron desarrollar
una imaginación desbordada cargada de imágenes obsesivas. Por otro
lado, su formación literaria le llevó a escribir historias lineales
(con principio y final secuencial) sobre situaciones comprensibles y
reales, y personajes identificables, situando como fondo la historia
de Colombia y la denuncia de la injusticia social, es decir, el mundo
real. De la combinación de estos dos mundos surge el realismo
mágico, término que aunque no agrade a muchos autores y críticos,
sirve perfectamente para explicar este género literario.
Otras obras narrativas
son: El
otoño del patriarca
(1975), en torno al poder y la corrupción política; Crónica
de una muerte anunciada
(1981), historia de un asesinato cometido en una pequeña ciudad
latinoamericana; El
amor en los tiempos del cólera
(1985), historia de amor que sigue las pautas clásicas del género
pero con un trasfondo de sabia pasión, y El
general en su laberinto
(1989), narración ficticia de los últimos días de vida de Simón
Bolívar, enfermo y despojado de su poder. García Márquez también
es autor de los libros de cuentos La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela
desalmada
(1972) y Doce
cuentos peregrinos
(1992).
Ha recibido numerosos
premios, como el Rómulo Gallegos en 1973 y el Nobel de Literatura en
1982. Después de obtener este galardón fue formalmente invitado por
el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de
intermediario entre aquel y la guerrilla. García Márquez ha
despertado admiración en numerosos países por la personalísima
mezcla de realidad y fantasía de sus textos periodísticos, como en
Noticia
de un secuestro
(1996), un reportaje novelado sobre el narcoterrorismo colombiano. En
1998 publicó La
bendita manía de contar
y su autobiografía Gabriel
García Márquez,
y decidió comprar la mitad de las acciones de la revista colombiana
Cambio
para poder hacer realidad sus ideas sobre el periodismo. En 2002 vio
la luz la primera parte de sus memorias, Vivir
para contarla,
cuyas páginas repasan sus años de infancia y juventud, desde los
recuerdos de su Aracataca natal hasta 1955. En 2004 retomó el género
novelístico con la publicación de Memoria
de mis putas tristes,
una novela que narra la relación amorosa entre un anciano de 90 años
y una adolescente.
En 1986, junto
con el cineasta argentino Fernando Birri, promovió la fundación de
la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los
Baños (Cuba) participando en varios guiones cinematográficos, tanto
de obras propias como en colaboración con otros escritores. Esta
escuela, que impulsa la formación de realizadores del llamado Tercer
Mundo, forma parte de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano,
que también impulsó y de la cual era presidente.
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