SI
DERRIBAS EL MURO...
¡Si
derribas el muro
qué gozo
en todas partes!
¡Qué
lazo de palabras
se
sentirá en la tierra!
Y todo
será nuevo,
como
recién nacido...
Si
derribas el muro
de todas
las mentiras
¡Qué
júbilo de amor
abierto
sobre el mundo!
¡Qué
horizonte sin nubes
en la
curva del cielo!
Ernestina
de Champourcin
De Primer exilio
LAXITUD
La tarde gris y triste me agobia,
tengo sueño;
estiro lentamente
mis dos brazos abiertos
que se prenden al aire;
quieren cazar el tiempo,
aprisionarlo pronto,
robarle su secreto,
deshacer bruscamente sus límites estrechos.
Quiero llorar: no sé;
quiero reír: no puedo.
Los deseos
se estrellan contra la inexorable inercia
del silencio;
sobre mi corazón rueda grávido al peso
de la existencia toda.
Al fin me desperezo.
Logro romper el cerco
del malsano sopor,
pero apenas lo venzo
ya me torna a invadir
quedamente su tedio.
Luego...
Ya no sé más;
suspiro,
me paseo,
exprimo el tormentoso
lagar de mi cerebro,
destilo el elixir de su inquietud
en mi pecho...
Sujeto en mi memoria
repite el pensamiento;
la tarde gris y triste me agobia,
¡tengo sueño!...
Ernestina de Champourcin
De En silencio
AMOR DE
CADA INSTANTE...
Amor de
cada instante...
duro
amor sin delicias: cadena cruz, cilicio,
gloria
ausente, esperada,
gozo y
tortura a un tiempo;
realidad
de los siglos, gracias por ser y estar
en el
nunca y el siempre.
Pues ,
mi ejercicio, ahora, es amarte en la ausencia,
y
aferrarme a esta nada porque también es tuya
y beber
ese polvo de soledad y vacío
que es
Tu don del momento y Tu clara promesa.
Y por
eso me obstino contra lo más cercano,
huyendo
de lo fácil -metal a flor de agua-,
y si
acepto por Ti lo que todos entienden,
por Ti
también me acojo a lo que nadie sabe.
Y así
voy caminando por este desconcierto
oscuro y
luminoso, por este amor amargo,
veteado
de gloria...
Ernestina de Champourcin
De
Cartas cerradas
TIEMPO
DE MAR
El mar
me pertenece
lo hago
pasar entero
entre
mis manos ávidas.
Lo
acaricio le doy
la única
mirada
sencilla
que me queda
la que
aún no han manchado
ni el
miedo ni la muerte.
Mar
limpio entre mis dedos
goteando
esperanzas
porque
sostiene aún
un
velamen con brisa.
Mar de
todos los mares
hoy
contemplo en su espuma
otros
mares antiguos:
aquel de
mi primer
contacto
con las playas
y el de
aquellas lecturas
codiciosas
e incómodas
bajo
algún tamarindo.
y aquel
otro del trópico
sin
huellas de turistas
con esa
pulpa tierna
que
ofrece el cocotero.
Quiero
olvidar aquí
lo que
sucedió anoche.
el mar
no tiene culpa.
Es
dócil, mío, puro,
es un lebrel
que lame
mis
plantas mansamente.
Ernestina
de Champourcin
De Primer exilio
Ernestina de Champourcin |
Ernestina de Champourcin nació en Vitoria (Álava) el 10 de julio de
1905.
Su infancia transcurrió en Madrid donde cursó
el bachillerato , aprendió francés e inglés, se inició en la poesía y contrajo
matrimonio con Juan José Domenchina, poeta también y secretario del presidente
Manuel Azaña.
Fue discípula de Juan Ramón Jiménez y se la relaciona con los poetas de la Generación del 27.
En una primera etapa , entre sus libros
publicados cronológicamente encontramos : En silencio (1926),
Ahora (1928), La voz en el viento (1931)
y Cántico inútil (1936). Se produce la transición desde una
poesía tardo romántica y de influencia modernista, hacia la poesía pura , muy
próxima a la de Juan Ramón Jiménez.
En 1939 junto a su marido partió al exilio,
fijando su residencia en México
donde permaneció hasta 1972, año en que regresó a Madrid. Durante su estancia
en México trabajó como traductora y tras un largo silencio, el libro Presencia a oscuras (1952)
marcó el inicio de una nueva etapa caracterizada por el talante introspectivo,
un mirar hacia dentro, una búsqueda de trascendencia e
inquietud religiosa. Un año después del fallecimiento de su esposo publicó en 1960 El nombre que
me diste, al que seguirían Cárcel de los sentidos (1964). Hai-kais
espirituales (1967), Cartas
cerradas (1968), Poemas
del ser y del estar (1972),
Una tercera etapa (1974 -1991) tendría
lugar a su regreso del
exilio, caracterizada por la evocación
de tiempos y lugares y según los
expertos, constituye una recapitulación y epílogo de una poesía cada vez más
intimista y trascendente. Así en Primer
exilio (1978) Huyeron todas las islas (1988),
Del vacío y sus dones en 1993 y Presencia del Pasado en
1996.
Sólo a partir de 1989 se inició el
reconocimiento de su obra, con galardones como el premio Euskadi de Poesía, el Premio Mujer Progresista , la
nominación al Premio Príncipe de Asturias de las Letras en
1992, y la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid en
1997.
Murió en
Madrid el 27 de marzo de 1999, a
los 93 años.
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