jueves, 12 de noviembre de 2015

Capricho 55: Hasta la muerte



CAPRICHO 55


HASTA LA MUERTE

Una vieja sin dientes, ni más carne que la piel en los huesos, se acicala delante del tocador y mirándose en el espejo, se coloca en la cabeza un sombrero o gorra de cintas. Una mujer y dos hombres a su lado comentan entre sí chistosamente las ridículas vanidades de la anciana.
Hace muy bien en ponerse guapa. Son sus días: cumple años y vendrán las amiguitas a verla.



Quien tiene sed el agua amarga bebe.
Quien tiene corazón el tiempo acuna
y sueña con coger la blanca luna
en noche de pasión, de fuego o nieve.

El tiempo que marchita el cuerpo leve,
enciende vanidad cuando fortuna
alegra el corazón y encuentra alguna
rosa que al sueño o al delirio lleve.

Hace bien quien fracaso olvida y sabe
que el hombre es corazón más que otra cosa
y en flores se engalana y favorece.

Que no hay razón para tener el ave
en jaula de tristeza, ni la rosa
en jarrón que la enferma y adormece.

Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006




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