jueves, 19 de noviembre de 2015

Capricho 34: Las rinde el sueño


CAPRICHO 34

LAS RINDE EL SUEÑO


Cuatro mujeres en un calabozo, duérmense en diversas actitudes.
Al fondo, un gran hueco circular resguardado por una reja.
No hay que despertarlas; tal vez el sueño es la única felicidad de los desdichados.


Con mano dura y corazón avieso
la vida pega y la costumbre obliga.
Y aunque humano rechazo la maldiga
en nada disminuyen pena y peso.

El hombre en trampa y hierro queda preso.
El tiempo no redime y nos castiga
y así espera que el sueño le consiga
lo que en vela perdió su experto seso.

¡Dormido está, dejadlo solo y quieto;
que gaste su indigencia en vanidades
y goce de la vida en fingimientos!

Que los sueños merecen gran respeto
si al pobre quitan sustos y ansiedades
mitigando sus malos pensamientos.


Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006

jueves, 12 de noviembre de 2015

Capricho 55: Hasta la muerte



CAPRICHO 55


HASTA LA MUERTE

Una vieja sin dientes, ni más carne que la piel en los huesos, se acicala delante del tocador y mirándose en el espejo, se coloca en la cabeza un sombrero o gorra de cintas. Una mujer y dos hombres a su lado comentan entre sí chistosamente las ridículas vanidades de la anciana.
Hace muy bien en ponerse guapa. Son sus días: cumple años y vendrán las amiguitas a verla.



Quien tiene sed el agua amarga bebe.
Quien tiene corazón el tiempo acuna
y sueña con coger la blanca luna
en noche de pasión, de fuego o nieve.

El tiempo que marchita el cuerpo leve,
enciende vanidad cuando fortuna
alegra el corazón y encuentra alguna
rosa que al sueño o al delirio lleve.

Hace bien quien fracaso olvida y sabe
que el hombre es corazón más que otra cosa
y en flores se engalana y favorece.

Que no hay razón para tener el ave
en jaula de tristeza, ni la rosa
en jarrón que la enferma y adormece.

Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006




jueves, 5 de noviembre de 2015

Capricho 50: Los Chinchillas

                                                           


CAPRICHO 50


LOS CHINCHILLAS


Dos seres humanos momificados, con sus bocas abiertas, vestidos con heráldicos trajes y espada ceñida, tienen adosados sobre sus orejas gruesos candados.
El uno en pie y el otro, echado en tierra, lleva un rosario en su mano derecha.
El que no oye nada, ni sabe nada, ni hace nada pertenece a la numerosa familia de los Chinchillas que nunca han servido para nada.



Sólo el hombre decide su existencia.
Ni el árbol ni la fuente ni la rosa.
Sólo el hombre con su mente poderosa
conoce y vive el árbol de la ciencia.

Si por holgarse, necio, en su excelencia
apaga luz y en sinrazón reposa,
ni sirve ni se emplea y es ociosa
esa vida que gasta su experiencia.

Secar la fuente y añorar el río
es necia idea, absurda fantasía.
Rezar pensando en babia, mero rito.

Escucha, aprende, haz algo. Que ese frío
no pasme el alma y momia que sufría
en ángel resucite y rompa el mito.


Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006





jueves, 29 de octubre de 2015

Capricho 1: Francisco Goya y Lucientes. Pintor

            

CAPRICHO 1


FRANCISCO GOYA Y LUCIENTES. PINTOR


Un sueño de mujer en sangre ardida
que el hombre desbordó, callando luego.
Torrente y vendaval de nube y fuego
que en vientre reposó, pequeña vida.

Parido fuiste en gloria y no hubo herida.
Robusta llama azul, dorado espliego
que el campo iluminó para el labriego
y dio a la corte exacta y fiel medida.

Ni Sancho ni Quijote, fuiste Goya
profeta que pintó verdad desnuda
sacándola del alma hasta la mano.

El arte en tu verdad se da y se apoya
y así quedas entero con luz cruda
pues fuiste aragonés y de secano.







Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006

jueves, 22 de octubre de 2015

Capricho 25: Se quebró el cántaro



 

CAPRICHO 25



SE QUEBRÓ EL CÁNTARO

Una mujer, irritada, porque su hijo ha hecho pedazos un cántaro cuyos despojos están en primer término, le pega a éste una zurra con el zapato.
El hijo es travieso y la madre colérica.
¿Cuál es peor?


Está quebrado el cántaro y sin ira
tirado en tierra está de donde vino.
Ingenua distracción o desatino
tuvo culpa de verse cual se mira.

Pobre niño, asustado, no respira
mientras madre castiga barro y vino
sin saber que las cuentas del destino
se pagan, se recogen y se tiran.

De tierra y agua el fuego nos dio vida
y así vivimos mereciendo ampara
sin otra obligación que la sonrisa.

Si el cántaro se rompe, no es medida
dar golpes de locura y sin reparo
herir a un niño y espantar la risa.




Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006



jueves, 15 de octubre de 2015

Capricho 61: Volaverunt

 

 

CAPRICHO 61


VOLAVERUNT

Una mujer con los brazos en cruz que sostiene su mantilla y con alas de mariposa sobre su cabeza, en pie sobre tres figuras que la llevan por los aires.
La Duquesa de Alba. Tres toreros la levantan de cascos.



Perder el juicio, si es de amor, no importa.
El hombre tiene entonces sueños y alas.
Nadie ha dicho que cumbres sean malas
y aire libre ilusiona y reconforta.

Quien vuela es libre y ataduras corta,
redime el pensamiento y pide galas
y a fuerza de caprichos y de cábalas,
el riesgo busca y nada ya le importa.

Que el fuego está encendido y mientras dura,
amor se eleva en sueño y fantasía,
que el hombre es pájaro que vuelo pide.

Si amor en vuelos pierde su cordura,
no le encierres en jaula, moriría
y es amor quien orienta y quien decide.



Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006

martes, 6 de octubre de 2015

Capricho 10: El amor y la muerte

 


CAPRICHO 10


EL AMOR Y LA MUERTE

Una mujer apoyada en un derruido muro, sostiene entre sus
brazos a un hombre que agoniza.
En el suelo un sombrero y una espada.



Si vas por el camino, compañero,
no olvides que los árboles son vivos
manantiales de amor, que son altivos
caballeros que pagan sin dinero.

Si miras la amapola o el romero,
el río azul o el gris de los olivos,
recuerda son amores para vivos
y no eres tú ni solo ni primero.

Si vas por el camino has de tener
piedad y compasión de quien padece,
pues manto el cielo da y duelo el río.

Y así de amor y muerte has de aprender
que el hombre encuentra muro y si fenece
sombrero deja, espada y señorío.

Perteneciente al libro Risa y ternura de unos papeles (Reflexiones a los Caprichos y aguafuertes de Goya) de Damián Iribarren
Edición: María Socorro Latasa Miranda
Sahats, 2006